La Tecla Mar del Plata
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Tras el escándalo desatado el fin de semana con la actuación del defensor del pueblo, Luis Salomón, en el marco de un operativo de Inspección General, el Concejo Deliberante puso primera y avanzó ayer con un pedido de informes a las áreas intervinientes que podría abrir la puerta a una sanción que va desde la suspensión hasta la destitución.
El episodio rememora otro proceso interno cuyo ruido pareció acallarse en el marco de la pandemia de coronavirus, pero que permanece latente: la auditoría a la gestión del expresidente del Concejo Deliberante, Guillermo Sáenz Saralegui, anunciada con bombos y platillos por el actual conductor del Deliberativo, Ariel Martínez Bordaisco, pero que aún no vio la luz.
Con la finalidad de trasparentar la utilización de los recursos administrados por el Concejo durante la gestión de Saralegui, el joven radical anunció promediando diciembre el inicio de una exhaustiva auditoría. “Estamos analizando todas las partidas presupuestarias, las forma de los gastos, cuánto de inversión en modernización, la situación de los empleados. Varias cuestiones para saber de qué punto de partido salimos”, sintetizó el también presidente del comité marplatense de la UCR. La medida también sirvió como oxigenación ante la crisis desatada por la falta de fondos para afrontar los sueldos de la planta política, por demás excedidos en función de las partidas fijadas en el Presupuesto, por lo que el Ejecutivo debió girar $95 millones extras.
Los plazos de su publicación se fueron postergando, hasta que promediando marzo estalló la crisis por la declaración de la pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la adopción de las primeras medidas a nivel local, como la declaración de la Emergencia Sanitaria, horas después.
Observadores compartieron su visión con La Tecla Mar del Plata: la suspensión de actividades y una agenda centrada en el Covid le sirvió a Bordaisco para enfriar un proceso que amenazaba con tensionar el entramado de acuerdo políticos que cimientan la gobernabilidad de Guillermo Montenegro.
Voces oficialistas y opositoras acuerdan en que si bien Saralegui emerge como el principal responsable del eventual desfalco en la administración de los módulos, esa sería apenas la cabeza de la serpiente. “Prácticamente no hay sector que pueda mirar a otro lado, si se cuestiona el manejo de módulos para asesores se tiene que poner bajo la lupa a responsables más allá de la presidencia”, advirtió una fuente municipal.
De esas observaciones no estarían exentos actuales concejales que cumplen un rol clave en el esquema de poder que el oficialismo logró articular en el Concejo Deliberante para garantizar el avance de proyectos clave y que, en definitiva, garantizan la gobernabilidad de Montenegro. La aprobación de los presidentes de los entes descentralizados y, fundamentalmente, el avance del Presupuesto 2020 y el aumento de tasas, fueron triunfos legislativos cruciales e imposibles sin la colaboración no solamente de las tres bancadas que reportan al Ejecutivo –la de la UCR, Vamos Juntos y Coalición Cívica-, sino también de opositoras como Acción Marplatense y Tercera Posición.
La armonía que también se respira entre los tres bloques oficialistas se podría ver trastocada con la ventilación de viejos rencores, en un esquema donde la articulación entre los tres espacios presenta un estado de situación más favorable para el oficialismo de lo que muchos especulaban. La revitalización de la relación institucional entre el Ejecutivo y el Legislativo, una de las cartas ganadoras que presenta Bordaisco, otro punto que se podría poner en riesgo, en un marco de buenas relaciones institucionales del gobierno con la oposición, donde las tensiones existentes se procesan puertas adentro sin trascender en reclamos públicos.
¿El antecedente Sáenz Saralegui abre una esperanza para el acorralado Salomón? Difícil. Las diferencias entre uno y otro proceso están a la vista. El primero fue impulsado en soledad por la cabeza del Concejo Deliberativo, el otro por un amplio espectro de concejales, de diversas identidades partidarias y en un contexto donde la ciudanía reclama un comportamiento ejemplar de la dirigencia política. Incluso se cree que hasta el Frente de Todos le podría “soltar la mano” a Salomón. El rápido pedido de informes a Inspección General, la policía y Fiscalía, es apenas el primer movimiento.