Lejos, muy lejos en el tiempo quedó aquella postal del 10 de mayo, cuando diversos espacios políticos, sociales y sindicales de la ciudad firmaron el acuerdo Consenso por Mar del Plata, la semilla de lo que luego sería la expresión local de la candidatura presidencial de Roberto Lavagna. El armado que inicialmente contemplaba al Partido Socialista, Alternativa Federal, Las 62 Organizaciones Peronistas, Sumar por Mar del Plata, Provincias Unidas, Partido GEN, UTHGRA y Espacio Progresista; fue perdiendo actores con el paso del tiempo y terminó de estallar ayer, con la confirmación de la aceptación de Santiago Bonifatti de sumarse al equipo de gobierno de Montenegro y Juntos por el Cambio. El cierre de listas del 22 de junio había marcado la primera gran crisis. El sector radical de Espacio Progresista, referenciado con el concejal Mario Rodríguez, rompió inmediatamente con fuertes acusaciones de haberse vedado su participación en las internas. Finalmente terminaron apoyando la candidatura de Baragiola en la interna de Juntos por el Cambio, aunque distanciándose de Vidal, Macri y Montenegro, luego que éste triunfara en las PASO.
En la previa, Provincia Unidas de Guillermo Sáenz Saralegui ya se había apartado del armado, luego que su referente Miguel Ángel Pichetto se incorporara a la fórmula de Mauricio Macri. Al igual que Rodríguez, el presidente del Concejo Deliberante apoyó a Baragiola en la interna y luego, a diferencia de aquel, hizo lo propio con Montenegro. La crisis interna tuvo una nueva expresión cuando el 11 de julio llegó el portazo del Gen. Con un duro documento, el espacio liderado por Marcelo Conde se corrió de ese armado a nivel local. “Lamentablemente, el pretendido consenso se fue cerrando sobre un único espacio político y sindical, dejando cada vez más fuera del consenso las ideas progresistas, cambiando los objetivos y propuestas establecidas en la constitución del Frente”, apuntó el comunicado, en un tiro por elevación a Lavagna y Luis Barrionuevo, y en lo local a Santiago Bonifatti.
“No se trata simplemente de la falta de cargos en las listas nacionales, provinciales o locales sino del incumplimiento de la palabra empeñada y de la construcción de listas que lejos de expresar el progresismo se limitaron a una única identidad política, dejando de lado la participación no sólo del espectro progresista sino también de otros actores sociales”, amplió, en referencia a los también ocurrido con los radicales alfonsinistas.
Más duros fueron algunos de sus referentes locales. “Me siento estafada, traicionada. Pero sobre todo, siento vergüenza ante mi gente, mis amigos. Pido disculpas por no haber sabido ver. Para mí, no todo es lo mismo, y pagué costos en mi carrera profesional por eso. No es un cargo, ni mi bolsillo lo que me mueve a hacer política”, expresó la excandidata a concejal socialista, Paula Hourcades. Menos visceral pero más reflexivo fue el también dirigente socialista Alberto Rodríguez. “Nuestra constitución pone a los partidos políticos como base del sistema. Una organización con principios, ideas, programas. Lo colectivo sobre lo individual. Cuando la política se la conjuga en 1era persona del singular se daña a la democracia”. |