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Argentina
9 de diciembre de 2025
REVISTA

La debacle del puerto: el impacto local

La terminal vive la crisis más importante de los últimos 30 años. ante despidos, baja rentabilidad y cruces políticos, la situación se vuelve cada vez más asfixiante para el sector

La debacle del puerto: el impacto local
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El puerto de Mar del Plata no es solo un muelle de contenedores y actividad pesquera; es el pulso socioeconómico de la ciudad y, hoy, el tablero central de la disputa política provincial en General Pueyrredon. A fines de 2025, el enclave marítimo se encuentra en una coyuntura crítica, inmerso en una profunda crisis productiva que se conjuga con movimientos estratégicos en la cúpula del poder, augurando una reconfiguración que podría ser el primer paso hacia su saneamiento o, por el contrario, su estancamiento definitivo.


La alarma es ineludible. La industria pesquera representa más de 45.000 empleos directos, exporta a más de 100 destinos y aporta casi 2.000 millones de dólares anuales en divisas. En este marco y con un 30% del PBI local en juego, el puerto se enfrenta a una cadena de desequilibrios; la recesión nacional, el aumento de costos, la asfixiante presión fiscal —simbolizada por el brusco incremento del Derecho Único de Extracción— y la ausencia de políticas de estímulo a la exportación, han sumido al sector fresquero en una espiral descendente. Mientras la conflictividad social se agudiza en la calle con la alta tasa de desempleo y el rechazo unánime a la baja salarial, la respuesta política local ha sido insuficiente. El debate en el Concejo Deliberante y las jornadas de trabajo convocadas, si bien generan un espacio de visibilidad multisectorial, exponen la incapacidad de la política local para incidicir directamente sobre las decisiones macroeconómicas que se toman en ámbitos superiores.


En este clima de emergencia, e ineficacia política, la gestión del Consorcio no solo no ha logrado paliar la crisis, sino que la ha profundizado. El mayor ejemplo es la licitación para la Terminal Multipropósito del Espigón 2, un proceso clave que se desató en medio de una crisis de legitimidad y un feroz conflicto sindical. Además, la impugnación de la misma por parte de los gremios no es un mero desacuerdo técnico; es una denuncia política que apunta directamente a la concepción del pliego. Al señalar que el llamado promueve la “precarización” y el “trabajo en negro” bajo una excusa de modernización, los gremios no solo defienden sus convenios, sino que exponen un modelo de gestión que, en su visión, prioriza la rentabilidad del futuro concesionario por encima de la sostenibilidad del empleo local. Esta controversia, que implica un aumento de los costos operativos calificado de “sideral” por los trabajadores, sugiere que la licitación podría ser un instrumento de poder político más que una herramienta de desarrollo productivo. Asimismo, el análisis se agrava con el señalamiento directo, por diversos actores del sector, a la figura del presidente del Consorcio, Marcos Gutiérrez. Bajo estas presiones, la apertura de sobres fue pospuesta, por el propio Consorcio, para el próximo 15 de diciembre, lo que genera aún más incertidumbre.


Asimismo, la ida de la naviera francesa CMA CGM en octubre de 2025, fue un golpe letal, casi de sentencia para la poca actividad que vive el sector.


Por otro lado, la falta de mantenimiento y de logística repercute en la planificación y proyección del puerto. La necesidad de dragar de forma continua y regular, sumado a la nula actividad arenera, es otro factor clave que afecta el desarrollo de la actividad.


Es precisamente en este punto de máxima tensión —donde convergen la crisis productiva y la desconfianza por la gestión— que el imperioso e inminente recambio de autoridades en el Consorcio Portuario se proyecta como el factor decisivo. Históricamente, el control del Consorcio representa hacerse cargo de una de las “cajas” más codiciadas de la provincia en Mar del Plata. La actual disputa entre las tribus peronistas por comandar este estratégico organismo no es solo una puja de cargos, sino una batalla por el control del financiamiento, la política de concesiones y la proyección de poder territorial con miras al 2027. Sin embargo, más allá de los nombres que circulan en las negociaciones internas del peronismo, la transición política en el Consorcio es vista por diversos actores como el primer e ineludible paso hacia la posible reconstrucción. En este marco, el nuevo Consorcio tendría la oportunidad histórica de despolitizar la gestión diaria y enfocarse en la reactivación productiva, transformando la incertidumbre de nombres en una certeza de rumbo. El éxito de esta transición determinará si el puerto de Mar del Plata se consolida como un enclave de desarrollo o si se perpetúa como un mero campo de batalla política. No obstante, en el mientras tanto, la situación se profundiza y deja a la ciudad a la deriva, esperando una solución que pueda encauzar el rumbo castastrófico que hasta ahora parece ineludible.


La falta de planificación, sumado al ajuste económico del Gobierno Nacional, ha llevado a uno de los puertos más tradicionales del país a una situación crítica. El recambio de autoridades del Consorcio Portuario se presenta como la fase inicial para poner de pie y en correcto funcionamiento la actividad del puerto de Mar del Plata.





 

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