12 de diciembre de 2025
POLÉMICA
Tensión y desconfianza en el gabinete: el resistido ascenso de un “converso” pone en alerta al turismo marplatense
Mientras el intendente interino Agustín Neme delinea a su equipo, la disputa por los organismos descentralizados expone riñas y nuevos temores. El posible desembarco de Diego Juárez en el EMTURyC enciende las alarmas en el oficialismo, donde la figura del “correveidile” es rechazada de plano por la mesa chica del poder, que busca evitar riesgos innecesarios ante la inminente temporada estival.

General Pueyrredon vive días de efervescencia política. La renovación de autoridades, la asunción de nuevos concejales y el interinato de Agustín Neme al frente del Ejecutivo han abierto una caja de Pandora donde la ansiedad y el cálculo se mezclan en partes iguales. Si bien los primeros funcionarios ya han sido designados y la foto oficial intenta mostrar orden, en los pasillos del Palacio Municipal se respira otro aire: la batalla real está en los Entes Descentralizados. Son las joyas de la gestión, cajas de resonancia política y operativa que hoy se encuentran en plena disputa y negociación.
La directiva que baja desde la conducción es clara y tajante: se queda el que trabaja; el que no, vuela. No hay lugar para el esparcimiento ni para los cargos honoríficos. Esta premisa ha generado un sismo silencioso entre aquellos que, creyendo tener la vaca atada, hoy ven peligrar su continuidad. Casos como el del Ente Municipal de Servicios Urbanos (EMSUR) son testigos de este clima; su titular, Santiago Bonifatti, estaría transitando sus horas finales con un pie prácticamente afuera de la estructura. Similar es la situación en el Ente de Vialidad y Alumbrado (EMVIAL), donde Mariano Bowden enfrenta el desgaste interno por los cuestionamientos de los propios trabajadores.
Sin embargo, en este juego de lugares, hay quienes quedaron descolocados. Muchos aspirantes que peregrinaron hacia terminales políticas que gestionan pero carecen de lapicera real, hoy regresan con el currículum bajo el brazo y el miedo en el cuerpo. En la política local, las deslealtades y las "vivezas" de buscar atajos se pagan caro, y la gran pregunta que resuena en los cafés cercanos a la Municipalidad es si esos náufragos podrán encontrar refugio en la nueva etapa.
Pero si hay un epicentro de esta tormenta, ese es el Ente Municipal de Turismo y Cultura (EMTURyC). El pedido de Neme de mantener cierta estabilidad de cara al verano, proyecta la posible salida de Bernardo Martín tras la temporada. Así, la danza de nombres se ha vuelto frenética. Y es aquí donde surge el caso que más ruido —y preocupación— genera en el seno del oficialismo: la figura de Diego Juárez.
Actual director de la Unidad Turística Chapadmalal, Juárez ha comenzado a sonar con fuerza como un posible sucesor en el área de Turismo, impulsado por su actual pertenencia a La Libertad Avanza (LLA). Sin embargo, su currículum político es observado con lupa y extrema desconfianza por los socios de la alianza gobernante. Juárez no es un libertario puro, ni mucho menos un técnico del sector; su trayectoria se lee como un mapa de oportunismos. Fue chofer del ex diputado bonaerense Rodolfo “Manino” Iriart y, apadrinado por Guillermo “Puchero” Bucek, logró insertarse en el esquema de poder del peronismo provincial hasta convertirse, lisa y llanamente, en “el llevapapeles” de Daniel Scioli.
Este perfil de ex maninista y ex sciolista, súbitamente reconvertido en violeta, es lo que indigesta al círculo rojo de General Pueyrredon. Para un área tan sensible y estratégica como el Turismo, motor económico de la ciudad, el oficialismo espera una figura con peso propio y capacidad técnica, no un paracaidista. La posibilidad de entregar el EMTURyC a alguien con estos antecedentes es vista como un error no forzado que podría ser fulminante para la gestión. A esto se suman los rumores, cada vez más sonoros, sobre presuntos “kiosquitos” y manejos poco claros en su administración de Chapadmalal, antecedentes que manchan cualquier pretensión de transparencia.
La preocupación se agrava al mirar el entorno que recibiría a Juárez. La falta de operatividad y experiencia del aspirante no encontraría contención en la actual vicepresidenta del Ente, Johanna Panebianco. Puertas adentro, los murmullos sobre su desempeño son ensordecedores. Panebianco es señalada por su "intermitencia laboral", con una rutina que se limitaría a asistir de martes a jueves, reservando su presencia casi exclusivamente para eventos de alto perfil mediático, como el reciente Festival Internacional de Cine.
En este escenario, la combinación de un presidente cuestionado por su reconocimiento de "llevapapeles" y una vicepresidenta criticada por su falta de compromiso diario, se presenta como un cóctel peligroso para una gestión que se juega mucho en los próximos meses. El oficialismo sabe que el margen de error es mínimo y que, en política, premiar la improvisación suele ser el primer paso hacia el fracaso.