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Domingo, 6 octubre 2024
Argentina
1 de septiembre de 2024
OPINIÓN

Según pasan los años, el deterioro de la seguridad pública se acentúa.

Según pasan los años, el deterioro de la seguridad pública se acentúa.
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*Por Jorge Vidal

Tiempo atrás expuse que Argentina es un país donde cada gobernante que llega tiene como ejercicio y cree en sus fueros íntimos que viene a salvarnos. A salvarnos y ponernos a resguardo de las consecuencias de las malas políticas públicas que su antecesor desarrolló equivocada y horrendamente en el período inmediatamente anterior.

Nuestra seguridad pública y las fuerzas del orden no escapan a ello. Comenzando porque la inmensa mayoría de esos a los que le tocó en responsabilidad hacerse cargo de las políticas de seguridad, no tenían idea de políticas públicas de seguridad, y no reconocían a la propia seguridad como una construcción social en donde la policía era solo una parte de ese sistema.

Pateando piedra tras piedra, yendo y viniendo sobre los mismos pasos, parándose sobre los errores anteriores no para corregirlos, sino para aumentarlos, los funcionarios públicos, entiéndase gobernadores y ministros de seguridad de todo pelaje (de los últimos 25 años) nos dejaron una seguridad pública de horror.

Así quedamos hoy. Nuestras fuerzas policiales de la provincia se hallan muy alejadas de la sociedad. Por errores propios de la política, también de la conducción superior de las fuerzas y sus integrantes, y de aquellos que no saben conducirlas. Han quedado muy por fuera de las buenas consideraciones de la gente del común.

Todos, políticos y conducciones policiales fueron y serán cultores del V V, Vamos Viendo. De todo aquello que sirva para maquillar y que no trastoque sus intenciones políticas de seguir creciendo, vale.

Adolecemos de servidores públicos como lo vengo indicando hace mucho tiempo. Aquellos que se briden al servicio de la seguridad con la intención de mejorar el mismo y hacerlo crecer en el camino de la profesionalización, que sean inteligentes y que se animen a hacer lo que hay que hacer. Pero lamentablemente sobran aquellos que quieran crecer en función de la política, poder y dinero.

Los muertos por delitos en el Gran Buenos Aires se acumulan desde hace décadas, en videos captados por cámaras municipales y domiciliarias, y ya ni siquiera se pueden tapar o se preocupan de tapar o disimular con propaganda. Los funcionarios policiales de todas las jerarquías detenidos semana a semana por la justicia, por connivencia con bandas de delincuentes, con narcos y sus negocios, también se acumulan. Falta de ética, moral y honradez.

Uno tiene el derecho a preguntarse como es el proceso de incorporación, selección y admisión de policías a la fuerza pública de la provincia, para que el delito de todo tipo ya sea parte de la institución y de gran parte de sus hombres. ¿Cuáles son los criterios de incorporación? ¿De dónde tomamos esos que quieren ingresar a la institución? ¿Ingresan por convicción o por necesidad?

Creo ciertamente que la policía de la provincia de Buenos Aires está en deuda con la población a la que se debe. Digamos estamos observando un tipo de estafa. Ellos firman un contrato con nosotros, y no nos devuelven el producto para el que se los debía haber preparado.

La sociedad, la población, esa masa votante y en peligro de vida estafada por estos funcionarios en la provincia, sigue esperando que más allá de la mentira diaria de la seguridad pública, se animen a iniciar un camino de transformación para llegar a tener una policía profesional, capacitada y proactiva en el combate del delito y muy especialmente del narcotráfico, del que esta misma política y políticos son netamente responsables de dejarlo amarrar en nuestras costas.

El conocimiento del que carecían y carecen quienes tuvieron a cargo de la seguridad publica en la provincia, no se puede suplantar con videítos de acción, mando, comando y determinación. Publicidad hueca y sin ningún fin, con el solo objetivo de sostener intereses políticos del ministro que nos tocó o toca sufrir.

Mucha pluma ornamental de caciques, en exceso en cantidad para el tipo y numerarios de policías que tenemos en la provincia, y pocos indios realmente capacitados y con conocimiento de andar a caballo, disparar montados a la carrera, o acertar con el arco y flecha. Tropa que ingresó a la tribu para “trabajar” pero que no se sienten indios.

Lamentablemente uno no puede conocer a todos los funcionarios que a nivel de cada provincia les tocó ejercer los distintos ministerios de seguridad y cuáles fueron sus éxitos o pseudo éxitos alcanzados, por lo cual cuando hablamos de seguridad e inseguridad mayormente nos referimos a las anteriores jerarquías nacionales, eventualmente a la Ciudad de Buenos Aires, a la provincia de Santa Fe y sus tan mentadas ciudades de Santa Fe y de Rosario, y muy especialmente a la provincia de Buenos Aires a la que parafraseando la jerga futbolística, la vemos en los últimos puntos de la tabla con serios riesgos de descender….a los infiernos.

Mientras tanto, el joven motochorro sigue circulando tranquilamente por nuestras calles de la provincia de Buenos Aires, el adicto consumidor sigue aspirando de la múltiple oferta que se ofrece día a día, la corrupción político policial continua, y por otro lado el vecino solo espera no ser cadáver al final del día.

Jorge Luis Vidal, Ph.D 
Analista en Inteligencia Delictual 
Especialista en gestión de la seguridad pública y lucha contra el Narcotráfico, en Medellín Colombia y Buenos Aires

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