La Tecla Mar del Plata
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En una ciudad con un parque automotor de 600 mil vehículos - casi un auto cada 1,5 habitantes-, el concejal de Unión por la Patria, Diego García presentó un proyecto para implementar un carril exclusivo para colectivos sobre un tramo de la Avenida Independencia. La medida apunta a ordenar una zona donde hoy operan varias líneas de colectivo, taxis, Uber, autos y motos particulares en una caótica dinámica.
Según explicó el edil, en ese espacio “paran más de diez líneas de colectivo, y la situación es un desorden total”. En la práctica, cada parada obliga a los choferes a frenar lejos del cordón, invadiendo carriles generales y generando embotellamientos que transforman la avenida en un estacionamiento momentáneo. Entre bocinazos y maniobras improvisadas, los usuarios del transporte público terminan descendiendo en paradas improvisadas donde, a veces, deben sortear vehículos estacionados o motos que transitan junto al cordón poniendo en riesgo su seguridad.
El proyecto contempla varias acciones concretas: demarcar y señalizar un carril exclusivo para colectivos en sentido norte-sur; prohibir el estacionamiento entre Luro y 25 de Mayo; instalar señalética en calles aledañas para regular el ingreso de los colectivos; y reubicar algunas paradas a fin de descongestionar el tramo.
García cita como ejemplos a seguir a ciudades como Rosario, La Plata y Buenos Aires, donde la puesta en marcha de carriles exclusivos ya redujo tiempos de viaje y mejoró la seguridad vial. “No estamos inventando la rueda”, advirtió el concejal. Sin embargo, en General Pueyrredon, proponer que un colectivo frene sin obstaculizar a un taxi o un auto particular suena casi revolucionario.
La propuesta de García cierra con un desafío para el Concejo Deliberante: confirmar si en Mar del Plata la voluntad política puede imponerse a la comodidad de estacionar sobre la calle a voluntad. De aprobarse el proyecto, el carril exclusivo no sólo habilitaría a los colectivos a frenar junto al cordón sin invadir otros carriles, sino que también marcaría un precedente sobre la prioridad del transporte público en una ciudad donde hasta ahora reina el “turismo errante” de autos particulares.