El peronismo emprendió una nueva aventura electoral y cada sector posee su propio manual de acción. Los relatos que se entrecruzan, pero conducen a caminos distintos que aportan a la apatía de la gente
Compartir
Las hojas de la historia que comienza a escribir el peronismo en este contexto en particular tienen como protagonistas a Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa. El triunvirato puso en pie a Fuerza Patria, un conglomerado de espacios que expresan tensiones indisimulables mientras buscan ser una alternativa competitiva para derrotar a La Libertad Avanza. Cada sector le da su impronta a una campaña electoral con elecciones desdobladas que generan más confusión que claridad en una ciudadanía alejada de las urnas.
La balcanización del peronismo parece no tener freno y los esfuerzos por sostenerse en un mismo armado dejan en evidencia grandes falencias programáticas, en un contexto en el que la perspectiva de futuro es compleja de trazar. En cuanto a lo concreto y palpable, la elección legislativa pone de manifiesto que no hay un hilo conductor que los unifique más allá del simple hecho de vencer al presidente Javier Milei.
El tortuoso nacimiento -y con pocas luces- de Fuerza de Patria tiene su correlato con acciones en las que se reflejan más las diferencias que las coincidencias. Las pocas veces que confluyeron los candidatos de todas las tribus contrastan con las actividades y discursos dispares que se ponen en práctica por cada sector.
Las grandes diferencias pueden establecerse entre aquellas actividades que encabeza Axel Kicillof y las que llevan adelante desde La Cámpora. El Frente Renovador, fiel a su estilo, mantiene una disciplina táctica formidable y escapa -públicamente- al enfrentamiento entre los primos kirchneristas y kicillofistas, pero aun así marca un camino más en un cuento con varios protagonistas.
El Gobernador instruye a su tropa de intendentes y candidatos con mensajes en los cuales les comparte su ABC de campaña. El manual del militante que compartió Kicillof, a través de la ministra de Comunicación, Jesica Rey, hace eje en la gestión provincial, el contraste con el ajuste de Nación, la ausencia de obra pública y la crisis económica. Es decir, brinda un mensaje polarizador con Milei.
Por el lado del camporismo, donde cuentan que no les llegó el mensaje de Whatsapp que sí recibieron los alcaldes kicillofistas, le agregan su impronta en la que el tándem Mayra Mendoza – Facundo Tignanelli, bajo el uniforme de las tres tiras, no dejan pasar oportunidad para recordar que Cristina está detenida y proscripta. Se trata de la diferencia más grande a la hora de la realización de actos. De hecho, ya es habitual que la expresidenta envíe audios en las jornadas que encabezan, situación que no se repite en las que realizan los dirigentes del Movimiento Derecho al Futuro (MDF).
En el Frente Renovador, mientras Sergio Massa juega al misterio en torno a una posible candidatura a diputado nacional, apuestan a reforzar su discurso destinado a una clase media casi destruida por las políticas del Gobierno nacional. En el Conurbano, con Malena Galmarini, que es la segunda postulante a senador por la Primera sección, apuestan a hablar directamente con prioridad en los medios de comunicación provincial. Así ajustan el mensaje a una porción determinada de la población a la que el kirchnerismo no permea y que se hace notar más en el interior profundo de la provincia de Buenos Aires.
Ante las consultas realizadas a los diferentes sectores, es unánime la apreciación de que la campaña posee grandes diferencias en los discursos a pesar de contar con un equipo comunicacional que elabora el aspecto comunicacional general. Hay quienes le bajan el tono y tratan de verlo como un signo positivo, otros más resignados concluyen que es lo que se puede hacer en un clima bastante tenso y en un frente electoral atado con alambre. Cerca del Gobernador plantean que “en el Conurbano Cristina es la que más mide y está bien hablar sobre ella”, pero advierten que “en el interior no es así”, y que los intendentes lo hacen saber. El camporismo no discrimina entre el Gran Buenos Aires y el resto de la Provincia y aplica la misma receta. No obstante, un dirigente enemistado con el kirchnerismo sostiene: “Tontos no son y en el interior tampoco es que hacen tanta bandera de Cristina”. El kirchnerismo es quien lleva adelante la campaña “Cristina libre” y ya hicieron varias jornadas solidarias en las que reúnen a su militancia y vecinos de los municipios que conducen jefes comunales del camporismo. En algunas ha estado Máximo Kirchner, pero no se ha visto la participación de kicillofistas ni massistas, por lo que queda en claro las prioridades que tiene cada espacio a la hora de elaborar sus discursos para batallar contra La Libertad Avanza.
En cuanto a las acciones en conjunto, las realizadas son estrictamente operativas e institucionales en las que se centraliza en el Gobernador o en los alcaldes, según la actividad. Convocan los Ejecutivos y van los candidatos de todas las tribus para la foto de familia y luego cada cual vuelve a sus campamentos. En las que son territoriales, las de mayor cercanía con el electorado, la autonomía es total y las terminales hacen sus movidas con la tropa propia.
Los múltiples discursos proponen caminos que se alejan y que en algunas pocas ocasiones se entrelazan, pero todos coinciden en la preocupación por las pocas ganas de participar que muestra una porción considerable de la sociedad. La caracterización que poseen los tres sectores de Fuerza Patria tiene elementos compartidos y otros en los que discuten sus diferencias. El camporismo, entre sus puntos, sostiene que el desdoblamiento ayuda al ausentismo mientras que en el kicillofismo apuntan a que el cambio de lugares de votación impacta de manera negativa.
La campaña que despliega el peronismo tiene varios caminos con protagonistas y relatos diferentes que auguran un final incierto hasta el 7 de septiembre y otro de cara al 26 de octubre. La disputa interna del partido gobernante en la Provincia influyó en la toma de decisiones sobre el proceso electoral, que ya había sido sacudido por la aprobación de la boleta única para los comicios nacionales. Sin dudas se trata de variables que, además de aportar confusión a los electores más politizados, provocan un mayor rechazo a concurrir a las urnas en un contexto en el que el Gobierno nacional se encuentra en su momento más cuestionado.