30 de mayo de 2025
CULTURA Y ALGO MÁS
El cierre del acuario del Scaglia reaviva el debate por el destino de los espacios públicos
Sin participación de especialistas ni consulta con los trabajadores, la medida impulsada desde Cultura y Turismo suma críticas. Desde el STM, denuncian hostigamiento, y cuestionan el accionar de Francisco Taverna, quien busca catapultar su perfil político en un año electoral.

El cierre del Acuario Educativo y Experimental del Museo Municipal Lorenzo Scaglia abrió un nuevo frente de conflicto dentro del gobierno municipal. La medida, adoptada sin consulta previa ni instancias de participación según los trabajadores municipales, fue leída como un nuevo paso en una política silenciosa pero sostenida: el vaciamiento progresivo de espacios públicos con fuerte valor educativo, patrimonial y comunitario. En este contexto, el abogado del Sindicato de Trabajadores Municipales, Cristian Milasincic, manifestó: “No es una coincidencia. Las políticas municipales avanzan sobre lo público y lo privado. Primero, había sido en las afueras de la cultura marplatense, ahora dentro de ese ámbito”.
Frente a este panorama, Milasincic diferenció: “Esta propuesta no viene del palacio, sino del área de Cultura. Francisco Taverna es el impulsor”, y agregó: “No solo no nos hicieron partícipes, sino que con todo el respecto de las autoridades, desconocen cuestiones propias del museo. Avanzaron sin consulta a la universidad, ni especialistas, ni a nadie que sepa de las cuestiones propias del acuario”.
Inaugurado en 1977, el acuario funciona como un espacio clave para la educación ambiental y la conservación de especies locales, único en su tipo en la ciudad. Su desmantelamiento no solo implica la pérdida de un recurso pedagógico utilizado durante décadas por docentes, investigadores y escuelas, sino también el debilitamiento de una red de saberes técnicos y científicos construidos desde el Estado local.
La falta de información oficial sobre el destino de los animales, la precariedad del traslado, realizado fuera del horario habitual y sin registros visibles, y la coincidencia temporal con iniciativas que promueven la instalación de negocios gastronómicos en museos municipales, alimentaron una lectura que va más allá del hecho puntual. En sectores gremiales y culturales crece la sospecha de que se trata de un movimiento planificado que responde a una lógica privatista, promovida desde la Dirección de Cultura.
A esto se suma el antecedente de otros espacios del museo que, en años recientes, sufrieron recortes, modificaciones sin diálogo o directamente fueron cedidos para otros usos sin la intervención de sus profesionales. La gestión, acusan puertas adentro, se define en función de la rentabilidad, con un criterio de marketing turístico que deja de lado el rol educativo, científico y social de instituciones como el Scaglia.
Ante la incertidumbre reinante, “solicitamos la creación de una mesa de trabajo con la gente de turismo, de cultura, especialistas y los trabajadores. Seguramente se pueda llegar a un acuerdo”, confió Milasincic. Además, respecto al futuro de los trabajadores, indicó: “Las únicas notificaciones oficiales que recibieron fueron para vaciar y transportar. La continuidad de los puestos solo está asegurada por la estabilidad de ser un trabajo público. No sabemos qué puede llegar a pasar cuando no esté más el acuario”. Asimismo, denunció: “Tanto los trabajadores como la gente que se preocupa por la situación reciben un hostigamiento constante”.
El conflicto aún no está cerrado. Trabajadores municipales y sectores de la comunidad educativa impulsan acciones para visibilizar lo que consideran una pérdida irrecuperable. Exigen una instancia de diálogo con autoridades y especialistas, y advierten que el futuro del acuario podría ser el primer paso hacia una transformación más profunda, en la que el modelo de ciudad se define sin voces disidentes y a espaldas del interés público.