La escudería peronista en busca de la pieza que una el rompecabezas

La victoria unifica y la derrota dispersa. Con matices y variables, esa máxima de la política se sostiene y atraviesa, en este momento histórico, al peronismo. En 2023, el entonces oficialismo sufrió uno de los peores resultados de la historia primero en términos de posiciones (tercero en las pasos) y luego de caudal, aun a pesar de triunfar en octubre. La amplia diferencia en el balotaje de noviembre entre Javier Milei y Sergio Massa terminaron de asentar el amargo gusto de las urnas para Unión por la Patria, último nombre en cobijar a las heterogéneas tribus peronistas. 

La imposibilidad de elegir presidente del Partido Justicialista el último viernes, quedando en su lugar cinco vicepresidencias, es uno de los signos de la falta de un liderazgo claro o que genere consenso a lo largo y ancho del espectro. Sin ir más lejos, el Frente Renovador, fuerza que puso el último candidato presidencial, superpuso su congreso al del PJ. En la Provincia de Buenos Aires pero proyectado a nivel país, la interna entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner continúa vigente y candente. 

En este complejo escenario, los actores locales buscan un lugar. Fernanda Raverta, la pretendiente a la intendencia en las últimas dos elecciones, se muestra más cerca de Máximo. En los últimos meses generó varias tensiones hacia adentro intentando colocar fichas en el gobierno de Kicillof como la de la cartera de trabajo bonaerense. Derrotada por partido doble (o triple si se cuentan la legislativas del 2021), la ex-ANSES comienza a ser mirada de reojo por antiguos adláteres abriendo oficinas o proyectando otros nombres. 

Gustavo Pulti, la otra mitad de Encuentro Marplatense (la sociedad sellada con Raverta para competir en 2023), se quedó con una banca en la Legislatura y se mostró mucho más alineado al gobernador bonaerese. La herramienta demostró ser solo un instrumento electoral con no tuvo continuidades entre las cabezas ni tampoco en el Concejo Deliberante dónde no pudo lograrse un interbloque más allá de coordinaciones menores. 

La foto de Manino Iriart con Ferraresi, el intendente que llamó a dejar atrás a los Kirchner, muestra la endeble situación de quienes no encuentran un lugar claro en ninguno de los bandos. Distanciado de Scioli y sin banca en la Legislatura  (Débora Indart finalizó mandato), el ex-Director del Correo Argentino pulsea sin éxito aunque más inclinado hacia el gobernador. 

A los frentes internos se suman los llamados por fuera. Marcelo Cardoso, titular de Inspección General y terrateniente de Miguel Ángel Pichetto, se lanzó en la búsqueda de armar al espacio del peronismo no-K representado no solo por el líder de Encuentro Republicano Federal sino también por actores como el gobernador cordobés Martín Llaryora.