El desguace y una nueva postal de las irregularidades de Merlini

Según se detalló en un informe a cargo de la firma Hipoute SA, en el Puerto de Mar del Plata hay un total de 53 barcos inactivos. Se trata de un problema no sólo para la flota operativa, sino un reflejo de la inacción del titular del Consorcio Portuario, Martín Merlini.

El funcionario, con bombos y platillos, anunció el plan de desguace en noviembre de 2017, pero el mismo apenas tuvo avances en casi dos años. En este contexto, los buques en desuso acumulan espacio y contaminan el ambiente. Hay embarcaciones que se han convertido en depositarias de los residuos que se generan. En suma, los barcos abandonados ocupan 800 metros lineales, el equivalente a tres portacontenedores. 

En este marco, un caso de gravedad se da con un barco de procedencia coreana que está retratado en la foto de esta nota. Tal como se puede apreciar, la embarcación tiene un avanzado deteriorio y está en proceso de desguace. En su estructura, cuenta con tubos de amoníaco. Los mismos se encuentran apoyados sobre una superficie totalmente oxidada y podrida, a la intemperie. Esto genera un peligro latente: si los dispositivos se caen, se podrían originar una nube de gas tóxico en el Puerto local. Y, en el peor de los casos, damnificar la salud de los operarios que trabajan en el desguace, ya que puede originar quemaduras de gravedad.

Según la revista “Nature”, una de las de mayor prestigio a nivel mundial en cuanto a divulgación científica, la contaminación por amoníaco es sumamente grave. De acuerdo con estos investigadores, dicho gas se descompone en partículas de hidróxido de amonio, afectando la calidad del aire y la salud humana así como la esperanza de vida de los afectados. Otros impactos ocasionados por el exceso de amoniaco en el medio ambiente son la acidificación de los ecosistemas y el cambio climático. Por su parte, el amoniaco es, junto al dióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno, uno de los gases contaminantes más preocupantes para la atmósfera

Sin embargo, nada de esto parece ser tenido en cuenta por Martín Merlini al frente del Consorcio Portuario, ya que también desconoce las resoluciones judiciales.

En primer lugar, resulta llamativo que los armadores no se hagan cargo de los costos del desguace, cuando debieron ser intimados ni bien arrumbaron sus buques, que en promedio tienen 10 años de abandono. Los empresarios pesqueros transfieren sus permisos y por ley están obligados a terminar el desguace en un plazo de 2 a 5 meses. Por estos motivos, el Estado debería haberle retirados los permisos a los buques con permisos transferidos.

Sin embargo, como se refirió, el punto de mayor preocupación son las condiciones ambientales en las que se llevan adelante los desguaces. De acuerdo a la legislación vigente, para desguazar un buque se necesita descontaminarlo por empresas habilitadas, contratar un seguro ambiental, disponer de espacios donde su uso lo permita, todo con la supervisión y autorización de la Prefectura Naval Argentina.

Esto ocurre porque Argentina es signataria del Convenio Internacional para el Reciclaje Seguro y Ambiental Sustentable de los Buques, para evitar la importación, exportación, tránsito y depósito de residuos peligrosos provenientes de buques de forma ilegal. 

Tal y como viene informando La Tecla Mar del Plata, los buques en cuestión están repletos de basura doméstica, hidrocarburos, gases refrigerantes, lanas de vidrio, basura electrónica y plásticos. E incluso amianto, que también es altamente toxico y peligroso y debe ser manipulado por empresas especialmente habilitadas.

Todo esto quedó acreditado en la causa 15.788, donde la Prefectura Naval Argentina debió hacer una auditoría de los buques inactivos por orden del juez Santiago Inchausti, titular del Juzgado Federal N°3. De este modo, se determinó que ninguno de los buques está descontaminado ni se descontaminó a la fecha. Es decir, tanto Merlini como Prefectura están al tanto de la situación de gravedad que se vive con los barcos en desuso; sin embargo, nada parecen hacer al respecto.