23 de diciembre de 2025
POLÉMICA
¿Van a levantar la mano? La “obscena” designación que el Concejo debe convalidar
A días de una temporada estival que definirá el futuro económico de la ciudad, el intendente interino entrega el control del EMTURyC a Diego Juárez, un "coach ontológico" sin expertise y cuya única credencial es una promesa de fondos nacionales. Con un CV con errores de ortografía y un salario que ofende a los contribuyentes, la política local cierra filas mientras el sector privado y los empleados de planta advierten un peligro inminente. ¿Qué hará el Concejo Deliberante ante esta falta de idoneidad?

La inminente reestructuración del gabinete municipal en General Pueyrredon ha dejado al descubierto algo más preocupante que la simple "rosca" política habitual; un acuerdo que es, como mínimo, una falta de respeto a la ciudadanía. Al abrir el CV de Diego Juárez, la sensación que impera es de estupor visual y técnico. No se trata solo de lo que dice, sino de cómo lo presenta: una improvisación peligrosa donde los méritos profesionales brillan por su ausencia. Su designación no es un error de cálculo; es una provocación que se traduce en cifras escalofriantes: Juárez percibirá un sueldo mensual superior a los 6 millones de pesos. Serán más de 78 millones de pesos en su primer año de gestión para alguien cuyo mayor mérito parece ser "saber esperar" el favor político de Daniel Scioli.
Un análisis rápido de su CV revela que Juárez no tiene la capacidad de venderse a sí mismo, mucho menos de vender un destino internacional. Su currículum es una oda al vacío: cinco carillas estiradas con un interlineado y un tamaño de fuente que rozan lo infantil, diseñadas para ocultar una trayectoria inexistente en la materia.
En la página tres, Juárez exhibe sus credenciales académicas: Técnico en Diagnóstico por Imágenes y Coach Ontológico. Es decir, un hombre formado para sacar radiografías y gestionar emociones individuales será el responsable de planificar la logística, el marketing y la cultura de la ciudad más turística de Argentina. No hay posgrados, no hay especializaciones en economía, no hay experiencia en hotelería ni en gestión de destinos.Hay, en cambio, una segunda página que es un insulto al lector: una hoja prácticamente en blanco dedicada exclusivamente a sus datos personales —como DNI y estado civil—, un recurso burdo para darle volumen a un historial que, en condiciones normales, no pasaría el filtro de una pasantía administrativa.
La trayectoria laboral que Juárez puntea con viñetas básicas en las páginas finales confirma los temores de los empleados de planta y las cámaras empresariales. Salvo un paso efímero por la Unidad Turística de Chapadmalal y un reciente cargo como "asesor profesional" en el INPROTUR, su experiencia se remonta a puestos operativos en Carrefour y la gastronomía local hace más de una década. Esta orfandad técnica es la que alimenta la teoría del "doble comando": Juárez llega como una marioneta, una figura decorativa cuya única función sería “ser la llave para los fondos nacionales prometidos por Scioli”, mientras el control remoto de la gestión quedaría en manos de Gustavo Hani y Valeria Méndez.
Incluso la interna política acusa el impacto. La vicepresidenta del ente Johanna Panebianco ya dejó trascender su malestar: sabe que, ante la inoperancia técnica de Juárez, ella deberá cargar con el peso de una gestión diaria, lo que la obligaría a una presencia física en la ciudad.
La pregunta ahora se traslada al recinto del Concejo Deliberante: ¿Van a levantar la mano los concejales para convalidar esta estafa administrativa? ¿Van a autorizar el pago de 78 millones de pesos anuales a un hombre que no sabe configurar los márgenes de un documento de Word y cuyo currículum es un "collage" de experiencias inconexas? Es difícil imaginar cómo la habilidad para sacar radiografías o gestionar las emociones personales ayudará a planificar la temporada estival o a potenciar la marca Mar del Plata.
Gobernar es fijar prioridades. Al poner a un radiólogo a diagnosticar el turismo en medio de una crisis económica, la política local demuestra que le importa más la rosca y el pago de favores que la eficiencia de la gestión. Si el pliego de Juárez se aprueba, Mar del Plata entrará al verano con los ojos vendados y un "coach" al volante, mientras los verdaderos profesionales del sector observan, entre la bronca y la resignación, cómo se rifa el futuro de la ciudad por un puñado de billetes nacionales y una plantilla de CV mal diseñada.