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Argentina
6 de marzo de 2019
FáBRICAS DE HARINA DE PESCADO

La complicidad política en 17 años de contaminación

En pocos días se cumplen un nuevo aniversario de la primera denuncia oficial en la Justicia Federal por el gran daño ambiental que las harineras le causan a la ciudad; en este tiempo nada cambió. Mientras todos niegan la contaminación, la historia demuestra como todos en algún momento la reconocen y cómo hasta el Defensor del Pueblo, Fernando Rizzi, está ligado al tema.

La complicidad política en 17 años de contaminación
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La contaminación en el Puerto de Mar del Plata, causada en la zona industrial, por las fábricas de harina de pescado no es de ahora. Hace más de 17 años hay denuncias e investigaciones alrededor del tema, pero, al parecer, los intereses políticos y personales de los actores involucrados dañan, sin reparo ni preocupación el medio ambiente del Partido de General Pueyrredon.

Empresarios, políticos de turno, y el Defensor del Pueblo Fernando Rizzi están involucrados en la causa de un tema tan grave, y vital, que tuvo comienzo en el 2002 en el Juzgado Federal de Primera Instancia N° 1 de Mar del Plata, Secretaría Penal N° 4, cuando recibieron una denuncia por la presunta contaminación originada por residuos peligrosos. En ese momento, 25 de marzo de dicho año, comenzaron una serie de investigaciones y pericias, hechas incluso por el Gabinete científico de la Policía Federal.

Cinco años tardó el Consorcio Portuario Regional Mar del Plata, en reconocer por primera vez la contaminación “por emisiones líquidas”, pero rápidamente encontraron un culpable: Obras Sanitarias  S.E..

No conformes con eso, la causa avanzó y la Unidad Fiscal de Investigaciones en Materia Ambiental sostuvo que existen factores contaminante de las harinas de pescado por emisiones gaseosas. En ese momento, mientras la contaminación continuaba y crecía en Mar del Plata,  el Juez se declara incompetente, sin razón aparente, después de una nueva pericia del interior de las aguas del puerto; pero el tema ya había ido un poco más allá, porque además de hablar de residuos peligrosos en el agua, se constato la contaminación en el aire.

Por pedido del Juez, el Consorcio (el ente Provincial que  “alquila” los predios donde funcionan las Harineras, que son las que originan la contaminación) realizó estudios de contaminación, volvió reconocer la contaminación, y nuevamente encontró las culpas afuera: el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS), la Prefectura y la Autoridad del Agua (ADA).

En el 2009, 7 años después de la denuncia,  el ADA se animó a multar a las fábricas de harina de pescado implicadas en el tema, ya que constataron mediantes informes las irregularidades. La OPDS reconoció el mismo año, que  la calidad de aire, de la zona de influencia de las harineras de pescado se encuentra destacadamente comprometida por la presencia de aminas alifáticas y dimentilamina, “por encima de los niveles de guía de calidad aire establecidos por el Decreto n° 3395/96”.

A pesar de los bastos reconocimientos de contaminación, llamativamente, las empresas continuaban (y aun hoy) continúan su actividad como si nada pasara. En el 2011, volvió a constatar las infracciones de los empresarios en el uso de efluentes, el uso de by-pass, vuelos de calzada, falta de mantenimiento, falta de correlación, entre otros items. El ente nacional, obligó al OPDS, el Consorcio y a las empresas a formar una mesa de trabajo para frenar el tema, y crear un plan de adecuación. Poco resolvieron.

OSSE, apareció nuevamente y volvió a cargar las tintas. Por la constatación, nuevamente de “incumplimientos a la normativa vigente (incluso de julio 2018 a enero 2019 certifican que desde el sector industrial del puerto se continúan vertiendo contaminantes al ambiente que desembocan al mar).

La causa continuó, manejada por una tortuga, pero intentaron correrla de eje. 10 años después de la denuncia, el OPDS sostuvo que las fábricas creaban “una importante y densa columna de vapor de agua” que era “un indicador más del tratamiento ineficiente para la eliminación de los compuestos responsables de los olores, problemática por demás conocida y sin solución en la zona portuaria”.

En ese momento, Moliendas del Sur funde, cierra sus puertas y abandona el predio tal cual está hoy. Siete años más tarde revienta uno de sus tanques con contaminantes químicos, ocasionando la contaminación de la zona industrial, las playas del puerto y el mar. Es decir, desde hace 7 años que la OPDS, ADA, el Consorcio y OSSE tienen conocimiento de la contaminación que había, por ejemplo, en el ex predio de Moliendas, aunque ahora nieguen o ninguneen la muerte silenciosa de los habitantes de Mar del Plata.

Pero no todo queda ahí. Aquellas reuniones por la adecuación de las fábricas (entre los dueños de las harineras, el OPDS y el Consorcio) tiene una nueva pata: Fernando Rizzi (UCR) Defensor del Pueblo local (que aún perdura en su cargo). El radical comenzó a participar por las denuncias de vecinos del barrio Punta Mogotes, quienes se quejaban de la “contaminación por olores”.

Las empresas reconocieron que la producción de harina de pescado genera un residuos líquido, llamado “agua de cola” que es altamente contaminante, sino es tratado correctamente, y que para hacerlo se necesita equipamiento y tecnología de punta que no poseían. Además aseguraron que los efluentes gaseosos, es decir los olores, también necesitan un tratamiento especial (contempladas en la Ley 5965, que fue modificada en el Gobienro de Vidal, convirtiéndose en una normativa más rigurosa. En la ciudad siguen sin aplicarla). Admitieron todo el daño. Una vez más.

OSSE volvió a ser protagonista, porque denunció a las fábricas, porque la harina de pescado tapan las cañerías, produciendo la puesta en marcha del By-Pass que une el puerto con el club náutico, llevando los pluviales de las cloacas allí.

Los años fueron pasando, hasta la Municipalidad intervino, con firma de Gustavo Pulti,  reconoció la contaminación del agua y el aire y señaló como responsables del daño es el ADA y el OPDS.

El Fiscal General Federal de Mar del Plata, Daniel Adler, quiso hacer propia la denuncia y la causa. Hay quienes dicen que el pedido fue en complicidad con los organismos estatales involucrados en el tema,  para que todo se olvide o duerma en un cajón. Pero la Cámara Federal de Mar del Plata negó la petición. Como resultado, el Juez Federal de la causa se declaró incompetente.

Desde el 2002 a hoy, todos los entes competentes en la causa reconocen, y reconocieron la contaminación que las harineras causan. Tanto el Consorcio, ADA, OPDS, OSSE, Fernando Rizzi y el Municipio saben que el agua de Mar del Plata, y el aire están contaminados; así como también tienen conocimiento que los líquidos que se derramaron hace un mes en el ex predio de Moliendas del Sur fueron un golpe tremendo para el medio ambiente.

La Corte Penal Internacional, tiene un rol sumamente estricto con los actores y cómplices de los “crímenes medioambientales”: considera los daños al ambiente como crímenes de lesa humanidad.

Si la justicia ambiental existiera en nuestro país, muchos deberían ser considerados actores de delitos de lesa humanidad.  Nada eso pasa, ni pasará en Mar del Plata.

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