"Nos sentamos LLA, el PRO y la CCARI a discutir los proyectos que hay para suspender las PASO y mandar esos fondos a Bahía Blanca. Pero el peronismo y el radicalismo no bajaron", dijo el diputado provincial Agustín Romo. El libertario omitió a un sector del oficialismo bonaerense que sí bajo: los legisladores kicillofistas.
Entre ellos estaba Gustavo Arnaldo Pulti, el vecinalista que devino en devoto del gobernador. Dentro de los que no bajaron estaban los componentes de La Cámpora, organización que integra Fernanda Raverta, quién fuera socia del ex-alcalde en los comicios de 2023. A lo largo del último año, quedó patente que ambos dirigentes jugarían su partido en lados opuestos de la grieta peronista.
En ese sentido, la situación de la disputa en la Quinta y en particular en Gral. Pueyrredon, parece agravarse. No sólo ocurre que Raverta está dispuesta a ir sí o sí en la boleta de concejales, sino que el massismo se muestra cada vez más cercano a Máximo que al gobernador. En esa misma línea, el pultismo quedaría aislado de los socios con los que conformó aquel efímero "Encuentro Marplatense" del 23´.
La ruptura es festejada desde el oficialismo que se para en la historia y en los números. Mientras que la última victoria vecinalista data de 2011, cuando Pulti fue reelecto, el peronismo nunca logró un triunfo desde el retorno de la democracia. Fue justamente el no-acuerdo entre ambas facciones lo que en análisis contrafácticos es sindicado como motivo de la derrota en 2019.
Cada vez más cerca de las definiciones, la oposición no tiene un discurso claro y balbucea prédicas con más declamación que cuerpo electoral. Como en un trabalenguas, los sellos y nombres parecen difíciles de pronunciar.