26 de mayo de 2025
ELECCIONES 2025
Pasan las elecciones, pero siguen los mismos problemas: General Pueyrredon, rehén de la rotación política sin soluciones
Desde el regreso de la democracia, Mar del Plata tuvo 7 intendentes. En el mismo período, 264 concejales pasaron por el recinto del Concejo Deliberante. Con las 12 bancas que se renuevan este año, serán 276. Sin embargo, los problemas estructurales continúan y, en algunos casos, se profundizan. Con una nueva elección en marcha, la pregunta vuelve a incomodar: ¿aparecerán las mismas figuritas, las mismas promesas y la misma desconexión con una ciudad que no logra salir del estancamiento?

En cuarenta años de democracia, el Concejo Deliberante de General Pueyrredon fue testigo de todas las formas posibles de representación política: alianzas inverosímiles, rupturas traumáticas, listas únicas y boletas sábana. En total, fueron electos 264 concejales. Sin embargo, los grandes temas que condicionan el desarrollo de Mar del Plata, como la pobreza, inseguridad, desempleo, crisis habitacional, deterioro del puerto, siguen intactos. O peor: agravados.
Las cifras no mienten. Hubo concejales que entraron, salieron y volvieron. Algunos cambiaron de espacio político entre elección y elección. Otros fueron electos dos, tres, cuatro, cinco y ¡hasta seis veces!. El récord lo ostenta un exintendente, con media docena de elecciones legislativas. El problema no es solo la cantidad: es el efecto. O mejor dicho, su ausencia.
El Concejo se ha transformado en un espacio más centrado en la dinámica partidaria que en la resolución de los problemas concretos de los vecinos. Los temas de fondo se discuten, de vez en cuando, pero rara vez se resuelven. En muchos casos, el recinto actúa como caja de resonancia de disputas que se juegan en otros niveles: este año, más que nunca, la grieta nacional baja al plano local y lo contamina todo.
Cada dos años se renuevan 12 bancas. Y aunque en teoría eso debería traer aire fresco, la realidad es que buena parte de los nombres ya son conocidos. La "renovación" es parcial y muchas veces superficial. Se recambian las caras, pero no las lógicas. La política gira sobre sí misma mientras los barrios acumulan deudas estructurales.
En los papeles, el Concejo Deliberante debería ser un actor central en el diseño de la ciudad que se quiere construir. En los hechos, muchas veces queda atrapado entre gestos simbólicos, repudios que no resuelven nada y pronunciamientos sin consecuencias. Las herramientas existen, pero no siempre se usan con la profundidad que ameritan los desafíos.
Mar del Plata no necesita más concejales: necesita concejales que hagan más. Porque después de 264 bancas ocupadas, lo que se impone es una certeza incómoda: la representación no alcanza si no se transforma en decisiones concretas para mejorar la vida de la gente.