22 de agosto de 2025
¿Y AHORA?
Bonifatti, el eterno acomodado de la política marplatense
Del pultismo y el fracaso electoral a los cargos por decreto: Santiago Bonifatti encarna como pocos la definición de “casta política”. Hoy, con la mira puesta en el futuro gobierno de Agustín Neme, el “Petiso” busca otra vez reciclarse para no perder su lugar en el gabinete.

Santiago Bonifatti es, quizá, el mejor ejemplo de cómo en Mar del Plata se puede vivir de la política sin que los vecinos sepan bien qué hizo. Su currículum es un catálogo de oportunismos: empezó militando en Acción Marplatense (AM) con Gustavo Pulti, fue concejal suplente, presidió el Ente Municipal de Vialidad y Alumbrado Público (EMVIAL), volvió al Concejo, intentó ser intendente en 2019 con la boleta de Roberto Lavagna y perdió estrepitosamente frente a Guillermo Montenegro. Lejos de dar un paso al costado, fue premiado como secretario de Gobierno y, más tarde, reciclado en el Ente Municipal de Servicios Urbanos (EMSUR).
En todos los puestos se repite el patrón: cargos importantes, resultados magros. Como titular del EMSUR, acumula críticas por la falta de gestión y, sobre todo, por un dato que lo persigue como una sombra: la caída del 81% en los operativos de desratización entre 2022 y 2024. Sí, mientras la ciudad pelea contra las plagas, Bonifatti peleaba por sostener su silla.
A eso se suma su perfil de funcionario ausente. El propio Ejecutivo dejó trascender el malestar por su escasa presencia en la oficina y su resistencia a atender llamados o dar respuestas. Como si fuera poco, quedó envuelto en la polémica por la habilitación de un local gastronómico propio que, según denunciaron, funcionaba sin los papeles en regla. Una ironía difícil de digerir para quien debía garantizar controles y orden en el espacio público.
Ahora, en plena campaña electoral bonaerense, el “Petiso” vuelve a mostrar su instinto de supervivencia. Con Montenegro encaminado a dar el salto a la Legislatura Bonaerense y Agustín Neme listo para asumir como intendente, Bonifatti ya mueve las piezas para asegurarse un lugar en el próximo gabinete. No importa el color político ni el modelo de gestión: su único proyecto constante es permanecer.
El oportunismo político es su marca registrada. Fue pultista, se vistió de lavagnista, mutó a oficialista municipal y ahora espera su chance de acomodarse bajo la sombra libertaria que aspira a gobernar la Quinta Sección. El discurso de “casta política” parece escrito a su medida: nunca ganó por los votos, siempre estuvo por la rosca.
Bonifatti no representa un proyecto ni una idea, sino un modo de hacer política que la gente ya mira con hartazgo: vivir de los cargos, reciclarse con cada cambio de viento y seguir en la rosca como si nada. Quizá por eso, más que “Petiso”, algunos ya lo llaman “Castita” Bonifatti.