2 de septiembre de 2025
NUEVA EDICIÓN
CaFest III: el café, la cultura y la política en la recta final de la campaña
El anuncio del festival cafetero en la loma de Colón fue capitalizado por Fernando Muro, primer candidato a concejal de La Libertad Avanza, que lo enmarcó como ejemplo de articulación público-privada. A días del cierre de campaña, el evento cultural se convierte también en terreno de disputa simbólica.

El regreso del CaFest, previsto para el 29 de noviembre en los alrededores del Museo Castagnino, trasciende el plano cultural y gastronómico para insertarse en la dinámica política local. La tercera edición del festival cafetero, que reunirá a más de 40 emprendimientos y promete música en vivo, gastronomía y un entorno escénico singular, fue rápidamente incorporada al discurso electoral por Fernando Muro, secretario de Desarrollo Local y primer candidato a concejal de La Libertad Avanza.
En sus redes sociales, Muro presentó al evento como un ejemplo de la política de gestión que busca consolidar: “El Estado pone los lugares que son de la gente para que la gente los disfrute. Y también para que el privado labure. La ciudad del sí no se negocia, se defiende”. El mensaje no fue neutro. En medio de una campaña atravesada por la polarización y a pocos días de las elecciones bonaerenses, la estrategia oficialista apunta a vincular gestión cultural, disfrute ciudadano y estímulo a la economía privada con un mismo concepto: la construcción de una Mar del Plata que apuesta a la iniciativa y rechaza trabas.
El timing del anuncio no es casual. Si bien el CaFest se realizará después de los comicios bonaerenses y de los nacionales del 26 de octubre, su difusión en plena recta final opera como un recordatorio de lo que el oficialismo pretende mostrar como logros de gestión: la apertura de espacios públicos, la articulación con el sector privado y la capacidad de generar eventos que proyectan a la ciudad. En contraposición al clima de apatía social y distancia con la política, Muro intenta conectar con una narrativa de ciudad vibrante, moderna y con oportunidades, que trascienda la coyuntura electoral.
El festival del café se convierte así en más que un evento cultural: es parte de la disputa simbólica por el voto. Mientras la agenda se nacionaliza, emergen gestos que buscan anclar la campaña en la vida cotidiana, en lo concreto y lo disfrutable. La utilización política de un evento cultural puede parecer secundaria, pero en una elección polarizada y competitiva, todo detalle se vuelve un mensaje proselitista.