La Tecla Mar del Plata
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Cada voto cuenta: la pulseada se define en las mesas
El 7 de septiembre no será una elección legislativa más en la provincia de Buenos Aires. Con el desdoblamiento dispuesto por el gobernador Axel Kicillof y la aplicación de la Ley Provincial N°5109, los comicios toman características inéditas: simplifican el voto, endurecen la fiscalización y concentran un poder clave en manos de quienes custodien las urnas. En este nuevo esquema, cada voto cuenta y cada error puede ser definitivo.
Los fiscales tendrán un rol central: no habrá “recurridos” y los votos mal clasificados irán directamente a blancos. Cada boleta múltiple en un sobre se computará como una sola y las impugnaciones posibles se limitan a cuestiones de identidad. En la práctica, esto convierte a los fiscales en garantes del resultado: una lista sin presencia adecuada frente a las urnas corre el riesgo de perder votos que podrían haber sido válidos.
La cobertura de 1.717 mesas exige organización, entrenamiento y coordinación. Las fuerzas políticas grandes cuentan con estructura para capacitar a sus fiscales y distribuir instructivos; las listas chicas o vecinalistas dependen del voluntariado y del conocimiento previo. Cada acto de fiscalización, desde la apertura hasta el traslado de urnas al Correo, será decisivo: lo que antes se resolvía en impugnaciones o boletas recurridas, ahora se define en tiempo real en el cuarto oscuro.
Los funcionarios deshojan la margarita a la espera del 7 de septiembre
Los pasillos del municipio parecen un hervidero y, este domingo 7 de septiembre, más que una elección provincial, se vive como un juego de azar en el que cada voto podría definir quién sigue y quién se queda afuera del gabinete. Los funcionarios, entre reuniones y llamados nerviosos, ya están deshojando la margarita, intentando adivinar qué les deparará el bolillero electoral.
En la mesa chica admiten sin rodeos que varios cargos penden de un hilo: la continuidad de más de uno dependerá de cómo se repartan las bancas en el Concejo Deliberante. Nadie quiere quedarse fuera de la foto cuando se reacomode el tablero, y todos calculan sus chances mientras revisan encuestas internas y rumores de última hora.
El radicalismo, en particular, no logra esconder la preocupación: si los números alcanzan para sostener la gestión solo con PRO y libertarios, temen quedar como simples convidados de piedra en el reparto de poder. Del otro lado, el oficialismo se frota las manos y hace cuentas, pensando cuántos votos necesita para que la suerte le juegue a favor. Mientras tanto, más de un funcionario ya tiene la valija medio armada… por si acaso. En el municipio, la expectativa y la intriga están al rojo vivo.
En el peronismo marplatense, las manos ya no sólo se frotan: comienzan a inquietarse por lo que podría significar otra mala elección de Fernanda Raverta. Los distintos espacios del “campo nacional y popular” observan con expectativa los resultados de las elecciones bonaerenses, no tanto por una eventual victoria, sino por la posibilidad de que se consolide la tercera derrota consecutiva de la ex titular de ANSES ante el intendente Guillermo Montenegro.
Si se concreta otro traspié en la pelea por las bancas del Senado provincial, la lectura local será inevitable: un cimbronazo para el peronismo que abriría espacio a una renovación interna. Y allí, claro, varios dirigentes ya se anotan en la fila, mirando de reojo las elecciones de 2027 y tanteando sus cartas para no quedarse afuera del nuevo escenario. La derrota, más que una derrota, se percibe como una oportunidad para reacomodar fichas y redistribuir poder dentro de la estructura local.
Baja participación y Uber al rescate
A menos de cuatro días del 7 de septiembre, la ansiedad entre las listas que compiten por bancas en el Senado bonaerense y el Concejo Deliberante no pasa por la campaña, sino por la pregunta que quema: ¿irán los electores a las urnas? La historia reciente no da esperanzas. Este año, los comicios parciales promediaron un 58% de participación, lejos del 77% histórico que suele marcar una legislativa, y dejando en evidencia que la apatía ciudadana es la estrella de la función.
Las cifras hablan por sí solas: la asistencia osciló entre un mínimo del 46% en Santa Fe y un pico de 65,8% en Formosa. Buenos Aires, con su historial de votantes tibios y desencantados, parece caminar por la misma línea: pocos se moverán del sillón, y muchos dejarán que los comicios se definan sin su voto. La desconfianza y el desinterés se sienten en el aire, y los dirigentes ya empiezan a ajustar sus estrategias para no quedarse afuera.
Además, en la jornada del miércoles, desde la Municipalidad de General Pueyrredon informaron que los colectivos en estos comicios no serán gratuitos, ya que desde la provincia no enviaron el presupuesto necesario, que, según indicaron, asciende a 300 millones de pesos.
En este contexto, las fuerzas se ponen creativas: Uber, remises y toda clase de logística para asegurar que los votantes que sí tienen decidido su voto lleguen a la urna. En otras palabras, los comicios se están “ubernizando”: cada transporte contratado es un intento por evitar que la apatía gane terreno, mientras los candidatos juegan a convencer al electorado de que valga la pena moverse.
La Universidad Nacional de Mar del Plata se prepara para un octubre caliente: mientras la ciudad está a la espera de las elecciones bonaerenses, en la UNMdP se enciende una nueva pulseada por el rectorado. Por un lado, el oficialismo apuesta a la continuidad con una lista que combina experiencia y representación femenina: Mónica Biasone encabezará la fórmula como candidata a rectora, acompañada por Marina Sánchez Herrero, magíster en Políticas Públicas, vice-decana de la Facultad de Derecho y actual presidenta del Concejo Deliberante, como vicerrectora.
Ante un auditorio repleto de docentes, estudiantes y no docentes, Biasone y Sánchez Herrero desplegaron un programa que prometen “innovador y ambicioso”, reforzando su compromiso con una universidad pública, gratuita, inclusiva y de calidad. La presentación contó con el respaldo del rector Alfredo Lazzeretti, quien destacó la combinación de renovación y continuidad que ofrece la dupla oficialista.
Mientras la oposición, esta reunida bajo la agrupación Soberanía Universitaria, que ya dio el primer paso. El viernes pasado, en la Plaza de la Memoria del Complejo Universitario General Manuel Belgrano, Enrique Salvador Andriotti Romanin y Vera Alejandra Álvarez presentaron su candidatura a rector y vicerrectora. La UNMdP se prepara así para un choque que no solo definirá autoridades, sino también el rumbo de la universidad en los próximos años.
El cierre de 2025 encontrará a River atravesando un doble desafío: mientras el plantel de Marcelo Gallardo disputa instancias decisivas, el club también se prepara para un proceso electoral que definirá su futuro institucional. El 1° de noviembre, entre las 10 y las 20, los socios concurrirán al Estadio Monumental para elegir al nuevo presidente que reemplazará a Jorge Brito al término de su mandato.
En esta oportunidad, cinco espacios competirán por el control del club: Frente Filosofía River, Frente Lunati 2025, Frente River Campeón Deportivo y Social, Frente River Primero y Frente River Somos Todos. Entre ellos aparece un nombre que vincula directamente a Mar del Plata con la política interna del “Millonario”.
Se trata de Ricardo Liceaga Viñas, actual concejal radical, presidente de la agrupación Mono Burgos y hombre del riñón de Maxi Abad, quien integra la lista River Primero como candidato a vocal en un lugar expectante. De ser electo y formar parte de la Comisión Directiva, se convertiría en uno de los primeros dirigentes marplatenses con un rol protagónico en la conducción de una de las instituciones más influyentes y prestigiosas del fútbol argentino.