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Lunes, 22 septiembre 2025
Argentina
22 de septiembre de 2025
PANORAMA

Montenegro de licencia, pero hiperactivo: ¿quién manda en Mar del Plata?

El intendente-senador electo sigue tuiteando y mostrando gestión aun en sus días libres, mientras Agustín Neme arranca su interinato con la sombra de su superior político encima. “Pretemporada” de transición o prueba de obediencia: algunos ya se preguntan si el heredero a partir del 10 de diciembre tendrá espacio y gestión propia o será solo el interino más largo de la historia local.

Montenegro de licencia, pero hiperactivo: ¿quién manda en Mar del Plata?
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Guillermo Montenegro pidió licencia entre el 22 y el 25 de septiembre, en lo que se interpretó como un anticipo de la transición rumbo al 10 de diciembre, cuando asuma su banca en el Senado bonaerense. Pero, lejos de desconectarse, el jefe comunal volvió a irrumpir en redes con un mensaje contundente: “Las cuadras son de los vecinos, no de los patoteros que se creen dueños de la calle”, acompañado de un clip sobre el secuestro de 318 motos en lo que va de septiembre. Un intendente que “se va pero no se va”, y que parece con intenciones de cuidar el sillón municipal con recelo hasta la mañana del 10 de diciembre.
 

La escena deja una lectura inevitable: mientras Montenegro se proyecta a la política provincial y nacional, Agustín Neme deberá conformarse con conducir el Ejecutivo local con todas las miradas sobre él. Su interinato, lejos de ser una oportunidad de lucimiento, arranca con un lastre: no hay margen para que haga su propio juego, porque la principal figura del tablero sigue moviendo las piezas a control remoto. En la rosca marplatense ya se murmura: ¿será intendente o apenas un recadero de dos años?

La hiperactividad de Montenegro desnuda otro costado de la interna: el intendente parece más preocupado en marcar territorio y dejar claro que el orden en Mar del Plata lleva su firma, que en soltar la lapicera incluso en licencia. Una jugada que, de mínima, le quita aire a Neme y lo obliga a caminar con cuidado: si pisa fuerte, incomoda; si se queda quieto, pasa desapercibido. Por eso, el dilema del heredero en la rosca local es evidente: crecer bajo la sombra de un jefe que no se resigna a correrse un centímetro.

Lo cierto es que en el oficialismo ya se acomodan a esta realidad: Neme tendrá la lapicera, pero el sello seguiría oliendo a Montenegro. En el mientras tanto, la rosca marplatense hace lo que mejor sabe hacer: rosquear. Algunos, con malicia, ya lo bautizaron como “el interino más largo de la historia”. Y como se sabe, en política local los apodos suelen durar más que los mandatos.

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