La Tecla Mar del Plata
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Se cumplieron dos años desde que el crematorio municipal, ubicado en el Cementerio Parque, dejó de estar operativo. Desde entonces, las familias marplatenses que optan por este tipo de servicio deben acudir obligadamente al sector privado, afrontando costos significativamente más elevados. La inactividad del horno crematorio es otro capítulo en la larga historia de deterioro y desatención que atraviesan los cementerios que administra el Ente Municipal de Servicios Urbanos (EMSUR).
La falta de mantenimiento y modernización de las necrópolis viene siendo señalada desde hace tiempo. En 2021, durante una exposición en el Concejo Deliberante, el entonces presidente del EMSUR, Sebastián D’Andrea —hoy titular del EMDER—, reconoció las falencias del sistema. Cuatro años después, con Santiago Bonifatti a cargo del ente, los problemas persisten y no se vislumbran mejoras concretas.
En abril del 2024, el Ejecutivo local anunció que el crematorio volvería a operar en mayo, pero la reapertura nunca se concretó. Según trascendió, inconvenientes técnicos en las obras impidieron su puesta en marcha. En ese año, el presupuesto asignado al EMSUR para tareas en los cementerios ascendía a $140 millones, pero no hay datos claros sobre su ejecución.
El colapso del crematorio no es un hecho aislado. A lo largo de los últimos años se acumularon denuncias por filtraciones en bóvedas, deterioro en cientos de nichos, fallas en la iluminación y actos vandálicos. El Sindicato de Trabajadores Municipales visibilizó estas problemáticas en el marco del conflicto paritario con el gobierno comunal del 2024. Por su parte, el Concejo ha solicitado informes sobre la situación de los cementerios públicos, sin obtener respuestas del Ejecutivo.
El cierre prolongado del crematorio municipal despierta sospechas sobre posibles beneficios indirectos para el sector privado. Desde un cementerio privado reconocieron que “la demanda creció desde que el crematorio público quedó fuera de servicio”. Al mismo tiempo, comenzaron a circular versiones sobre una posible privatización del servicio, algo que por ahora no ha sido confirmado oficialmente.
Mientras tanto, la falta de respuestas y la desidia oficial profundizan el malestar entre quienes consideran que la situación de los cementerios refleja un abandono institucional. La falta de funcionamiento del crematorio no solo representa un costo económico para los vecinos, sino también una muestra del deterioro de un servicio esencial, que no parece ser prioridad en la agenda pública.