La Tecla Mar del Plata
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En años electorales, cada dato cobra valor a la hora de leer el clima político. Y si algo quedó claro en este 2025, es que la participación ciudadana en las urnas atraviesa una crisis sostenida. Los primeros comicios del año confirman una tendencia que ya había empezado a tomar forma en 2021 y que se profundizó en 2023: la abstención crece y preocupa en General Pueyrredon.
En abril, Santa Fe abrió el calendario con las elecciones de convencionales constituyentes y legislativas. Solo votó el 55,6% del padrón, el número más bajo desde el regreso de la democracia en 1983. Luego, Chaco mostró un panorama similar: la participación fue del 52%, un 14% menos que en la misma instancia electoral de cuatro años atrás. En Salta y Jujuy votó apenas el 65% del electorado, también por debajo de los registros previos.
Pero el dato que más retumbó en la política nacional y en especial en la provincia fue el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El domingo 18 de mayo, solo el 53,3% de los porteños habilitados fue a votar. En la capital del país, el ausentismo impacta de lleno en la percepción política y pone en alerta a las principales fuerzas que empiezan a proyectar sus estrategias para la comuna.
En General Pueyrredon, los antecedentes no son alentadores. En las elecciones generales de 2023, la participación fue de apenas el 72,1%, la más baja en la historia del distrito. De un padrón estimado en 588.856 personas, solo 425.025 acudieron a votar. Este fenómeno no solo deja en evidencia un creciente desapego ciudadano, sino que altera el mapa político: con menos votantes, el peso porcentual de cada voto crece. Si un concejal representaba un 8,33% del padrón, en 2023 bastó con poco más de 33 mil votos para obtener una banca, lo que podría favorecer a terceras fuerzas si el escenario se repite.
Frente a este panorama, los armadores políticos analizan con preocupación los posibles escenarios de cara a las elecciones bonaerenses de septiembre. ¿Se consolidará la abstención como la gran protagonista de 2025? ¿Qué sectores logran movilizar a su electorado en contextos de apatía generalizada?
La irrupción de Javier Milei en 2023, con un discurso rupturista y ajeno a la estructura tradicional, no solo modificó el mapa político sino que también confirmó el desencanto de amplios sectores sociales con la política clásica. El voto antisistema, el abstencionismo y la baja participación parecen formar parte de un mismo fenómeno: la crisis de representación.
En Mar del Plata y Batán, muchos se preguntan qué puede ocurrir si la tendencia continúa. La combinación de apatía ciudadana, crisis económica y desencanto político podría generar una nueva caída en los niveles de participación. Los candidatos que logren movilizar a sus bases, en especial con estructuras militantes sólidas o propuestas disruptivas, podrían sacar una ventaja decisiva.
En definitiva, la abstención ya no es solo una variable residual: es un actor central del tablero electoral. Y su presencia, cada vez más notoria, obliga a repensar las estrategias, los discursos y, sobre todo, la forma en que la política se vincula con la sociedad.