La Tecla Mar del Plata
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Con el calendario electoral en marcha y el 9 de julio como fecha límite para el cierre de alianzas, la política marplatense parece más cerca del vértigo que de la estrategia. La Libertad Avanza, el PRO y lo que queda de una UCR dividida exploran acuerdos posibles sin ceder territorio, en un tablero que parece un TEG sin fichas. El objetivo: conformar un frente competitivo que les permita disputar el dominio del Concejo Deliberante, donde el oficialismo local pone en juego ocho bancas. Pero los egos pesan más que los votos, y los cargos posibles ya se reparten como caramelos.
Del otro lado, Unión por la Patria no escapa a la confusión. La interna nacional entre Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa impacta de lleno en la quinta sección, donde aún no se logra bajar una línea clara ni consensuar una conducción. Mientras el gobernador busca imponer el armado territorial, los referentes camporistas y massistas se mueven por su cuenta, dejando en evidencia una fragmentación que complica las chances de unidad real antes del 19 de julio, cuando cierran las listas.
A esta altura, la única certeza es que sobran actores, faltan decisiones y el reloj no perdona. En Mar del Plata, la definición de frentes y candidaturas se convirtió en una carrera contra el tiempo, con impacto directo en el futuro del Concejo. En un clima nacional polarizado y con alianzas locales frágiles, el cierre electoral se perfila menos como una estrategia y más como un ejercicio de supervivencia política.