15 de agosto de 2025
ELECCIONES 2025
El 8,33% puede definir el Concejo Deliberante en Mar del Plata
En General Pueyrredon, el piso para ingresar al Concejo es del 8,33% de los votos. Con 16 listas oficializadas, la fragmentación puede abrirle la puerta a fuerzas menores o dejar afuera a espacios con peso intermedio.

En la carrera electoral de General Pueyrredon, hay un número que pesa más de lo que parece: 8,33%. Ese es el porcentaje de votos que una fuerza política necesita para asegurar una banca en el Concejo Deliberante, que renueva 12 escaños. El dato, que surge de la división de bancas en juego, no solo marca el piso legal para ingresar, sino que se convierte en un condicionante central para el diseño de las estrategias de campaña.
Con 16 listas oficializadas por la Junta Electoral bonaerense, el escenario marplatense se presenta como uno de los más fragmentados de la Quinta Sección. Esta atomización genera un efecto de doble filo. Por un lado, baja la vara para que fuerzas con menor estructura territorial o recursos logren representación, siempre que superen el umbral. Por otro, obliga a los partidos medianos a blindar su caudal de votos para no diluirse en la dispersión y quedarse fuera por escasos puntos.
La fragmentación también incrementa la incertidumbre sobre la distribución final de bancas. En un contexto con tantos competidores, el corrimiento de apenas un par de puntos porcentuales, producto de un voto útil, una interna caliente o un corte de boleta inesperado, puede dejar sin representación a espacios que hoy figuran en encuestas con intención de voto razonable.
En clave política, este 8,33% funciona como una línea invisible pero decisiva. No alcanza con ser conocido ni con figurar en la conversación pública: en un mar electoral tan concurrido, cualquier distracción puede significar quedarse sin voz en el Concejo. La paradoja es que el mismo escenario que ofrece oportunidades inéditas para debutantes políticos es el que puede convertirse en una trampa para quienes creen que su base de votantes está garantizada.
En este contexto, General Pueyrredon se convierte en un laboratorio electoral donde la aritmética pura se cruza con la táctica política. El 8,33% es mucho más que un cálculo matemático: es la frontera entre tener poder de voto en el recinto o mirar la discusión desde afuera.