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Domingo, 8 junio 2025
Argentina
8 de junio de 2025
PERSPECTIVA

Mujeres enojadas: ¿adónde irá el voto femenino?

Están menos dispuestas que los hombres a votar a Milei, son más críticas de las medidas del gobierno y perciben en mayor medida la inflación y la pobreza. Un fenómeno que refleja cambios a nivel mundial pero que en la Argentina se agudizó con la llegada del movimiento libertario.

Mujeres enojadas: ¿adónde irá el voto femenino?
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¿A quién votarán las mujeres en las próximas elecciones? La pregunta es pertinente porque de unos años a esta parte se viene abriendo una brecha de género en las inclinaciones políticas y electorales, no sólo en nuestro país sino también en otras partes del mundo, pero en la Argentina en particular, con una gran claridad desde que Javier Milei es presidente.

Los números, naturalmente, varían de mes a mes y de consultora a consultora, pero el fenómeno siempre se registra en el mismo sentido: las mujeres son más reacias a votar al gobierno libertario y muestran un mayor rechazo a sus medidas.

El último estudio del Grupo de Opinión Pública (GOP) muestra que la intención de voto para presidente es similar (con diferencias de hasta dos puntos porcentuales como máximo) entre hombres y mujeres para Leandro Santoro, Axel Kicillof, Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa, Mauricio Macri y hasta Patricia Bullrich, pero en el caso de Milei se da una diferencia marcada, de alrededor de seis puntos. En efecto, un 50,2% de los hombres dijeron que seguramente lo votarían o que podrían votarlo, contra un 44,6% de respuestas femeninas en ese sentido; en cambio, un 52,3% de las mujeres dijeron que nunca lo votarían, contra un 46,1% entre los varones.

En mayo, la consultora Explanans hizo un estudio en el que le pedía a la gente que calificara al gobierno de Milei con una nota entre 1 y 10. La nota promedio que le pusieron las mujeres es un 20,3% más baja que la que le pusieron los hombres. En el mismo trabajo se preguntó quién era peor: si Cristina Fernández de Kirchner o Javier Milei. Un 30,8% más de mujeres que de hombres se inclinaron por esta segunda opción.



Casa Tres, por su parte, viene elaborando lo que llama el Índice de Irascibilidad Social (IDI), que mide la conformidad o descontento de la población respecto del gobierno. En mayo el valor general del IDI fue de –10 (un valor negativo significa descontento, percepción negativa). Pero lo interesante es el desagregado por géneros: para los hombres da +5 (una leve aprobación), mientras que entre las mujeres cae a –24.

Otro indicador, esta vez elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), da cuenta de un fenómeno similar. Se trata del índice de confianza en el gobierno (ICG), que se mide mes a mes. En mayo, ese índice creció levemente en el nivel general; pero en la composición por género se ve que las mujeres registran un valor de confianza en la administración libertaria que es un 20,2% menor que el de los varones.



En tanto, en la encuesta más reciente de la consultora Analogías, esta diferencia aparece de múltiples modos. Por ejemplo, al calificar a Milei, las que lo consideraron “muy bueno” fueron un 35,1% menos que los varones que eligieron esta opción, y en cambio, un 57,7% más de mujeres que de hombres lo consideraron “malo”. En la evaluación general del gobierno, un 18,5% menos de mujeres dijeron aprobarlo, y un 15,4% más de mujeres que de hombres dijeron que el manejo de la economía es “muy malo” (en contraste, hubo un 30,4% menos de mujeres que de hombres que lo calificaron como “muy bueno”). La diferencia es aun más marcada en la evaluación del manejo de otras áreas aparte de la economía. Allí, en la respuesta “muy bueno” hay un 45,3% menos de mujeres que de hombres.

Este estudio permitió saber también que las mujeres son más pesimistas respecto de la situación económica en los próximos dos años (hubo un 21,3% menos que hombres que consideraron que estará mejor y un 21,1% más que creen que va a empeorar) y más propensas a creer que todo el sacrificio que están haciendo no va a servir para nada. También son más las mujeres que creen que la inflación y la pobreza no están bajando.

En cuanto a la intención de voto, nuevamente Analogías registra una fuerte diferencia entre hombres y mujeres, ya que ellas contabilizan un 24% menos de voluntad de votar a Milei que ellos. Hay que decir que también son menos las mujeres que piensan votar al peronismo, y en cambio superan a los hombres las que se inclinan por el PRO y especialmente por la Izquierda, donde la brecha es llamativa: por cada hombre que piensa votar rojo hay dos mujeres que quieren hacer lo mismo.



Razones del rechazo

¿A qué se debe esta diferencia tan marcada entre la percepción de las mujeres y de los hombres sobre la situación del país y su juicio respecto del gobierno? Los especialistas tienen varias explicaciones.

La economista Lucía Cirmi Obón, referente de Futuros Mejores, relaciona el fenómeno con la clase de actividades que desempeñan las mujeres y cómo estas actividades las ponen en contacto con el daño que produce el régimen libertario.

“A partir de la división social del trabajo, las mujeres estamos más conectadas con las tareas de cuidado de niñeces, de personas mayores, de personas con discapacidad. Y esos son los grupos más golpeados cuando se achica el Estado en la educación, en la salud, en la política social. Entonces lo vemos con más proximidad”, apunta.


Lucía Cirmi Obón


Por su parte, Lucía Cavallero, doctora en ciencias sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA), cree que el fenómeno “tiene que ver, en la Argentina particularmente, con un proceso de sensibilización que aporta el movimiento feminista, que, más allá de si las mujeres se consideran o no feministas, ha producido cambios culturales muy fuertes y diferencias muy fuertes en cómo experimentan este tipo de discursos y este tipo de proyectos reaccionarios los hombres y las mujeres”.

“Las mujeres practican otro tipo de politicidad: hacen más trabajo comunitario, hacen más trabajo de cuidado, y esto tiene que ver con otro tipo de sensibilización frente a lo que proponen estos proyectos”, afirma Cavallero.

En tanto, el analista político y editor Raúl Timerman, del GOP, apunta: “Históricamente, las mujeres han estado de acuerdo (y siguen estando de acuerdo) con un Estado de tipo paternalista, digamos: un Estado que las cuide. Como con las jubilaciones a las amas de casa, y una cantidad de cosas que tienen que ver con la protección que el Estado pueda dar. Y Milei va en dirección opuesta”.



Un giro mundial

La politóloga y especialista en comunicación política Paola Zuban, directora de la consultora Zuban Córdoba y Asociados, estudió el tema para un paper que presentó en un congreso y luego publicó en la revista de ciencias jurídicas y políticas Perspectivas. En ese trabajo, analiza el cambio operado a nivel global y local.

“En los últimos años, se observan diferencias significativas en las preferencias políticas entre géneros a nivel mundial que impactan decisivamente en los resultados electorales en muchos países”, observa Zuban, y se pregunta: “¿Están cambiando los modelos de representación que relacionan a la sociedad con las identidades políticas clásicas?”


Paola Zuban


En su artículo, titulado “El género como nuevo objeto de estudio en el comportamiento del voto: el caso Argentina 2023”, la especialista escudriña el comportamiento del electorado femenino en las elecciones en otros países, desmenuza encuestas de opinión anteriores a las últimas presidenciales argentinas y señala que los datos “revelan una tendencia nítida: las mujeres de la generación más joven se desplazan hacia posiciones políticas más progresistas, mientras que los varones de la misma generación lo hacen hacia posiciones más conservadoras”.

En cuanto a la realidad local, dice en su paper: “Es apresurado afirmar que, en nuestro país, las mujeres son más progresistas y los hombres más conservadores o de derecha, como demuestran las tendencias en otros países, pero los estudios de opinión que registran valoraciones sobre posiciones frente a políticas públicas, autoubicación ideológica, percepciones sobre la gestión de gobierno, etc., parecen abonar esta hipótesis”.

Y en particular, observa que “los candidatos que llegaron al balotaje lograron fidelizar su base electoral con diferencias notables en el comportamiento del voto según el género, hecho sin precedentes en nuestro país”.

Zuban ve tres fuerzas que explican la brecha de género en actitudes políticas a nivel mundial. En primer lugar considera la economía, con las crisis (profundizadas por la pandemia) afectando más a las mujeres que a los hombres. La segunda fuerza son los movimientos feministas y sus efectos igualadores en las sociedades. La tercera, pero no menos importante, las redes sociales, con sus nuevas formas de socialización.



“Históricamente, las mujeres y los varones han votado con algunos puntos de diferencia, pero de manera muy similar. Los únicos momentos en los que hubo diferencias entre varones y mujeres han sido en periodos de guerra, sobre todo en países como los sajones, o en Europa, donde las mujeres en general se vuelven más conservadoras porque tienen que mandar sus hijos a la guerra, o porque tienen más apego a las costumbres, sobre todo religiosas. En general las mujeres han sido más conservadoras que los varones”, explica Zuban en diálogo con La Tecla. Sin embargo, “lo que se está viendo en los últimos diez años como tendencia, pero en los últimos cinco años como comportamiento mucho más marcado, es que las mujeres se están volviendo más progresistas y los varones más conservadores”.

La percepción sobre la inflación

El dato arrojado por la encuesta de Analogías respecto de la percepción de la inflación (a saber, que las mujeres son más propensas que los hombres a descreer de la baja en la inflación que sostiene el gobierno) se repite también en otros estudios. La Tecla les preguntó a las especialistas por las razones de este fenómeno.

Cirmi Obón cree que la explicación está en la clase de participación de las mujeres en el mundo laboral. “Las mujeres están más presentes en sectores informales que tuvieron menos posibilidad de actualizar sus salarios. Por ejemplo, casas particulares. Es un sector que no recompone salarios desde enero”, apunta. “O en la docencia, que es un gremio muy feminizado, y que es el que más perdió en 2024.”



“Entonces, creo que hay algo en sus propios ingresos que, primero, se paralizó, y hace que esos mismos precios se sientan distintos. A diferencia de los varones, que pueden tener más chances de tener un trabajo formal. Y esos sectores formales sí actualizaron salarios”, explica la economista y magíster en el área de desarrollo.

Cavallero apunta más, para explicar el fenómeno, al trabajo que las mujeres realizan dentro de la casa. “Históricamente son las mujeres las que tienen una preponderancia en la organización de la economía doméstica. Es sobre las mujeres que recae, en los momentos de crisis, hacer estirar el dinero, hacer malabares buscando precios. Incluso, en el último tiempo se ha visto un incremento del endeudamiento para sostener la vida”, resalta.


Lucía Cavallero


“En ese sentido, las mujeres están mucho más informadas de los cambios en los precios en la vida cotidiana. Y además, son quienes tienen que extender su jornada de trabajo no remunerado buscando precios, haciendo durar la comida, cambiando las recetas... Creo que son las principales afectadas por las políticas inflacionarias”, afirma la académica.

¿Qué hay de nuevo, viejo?

El fenómeno no es del todo nuevo, pero decididamente se ha afianzado en los últimos tiempos. Paola Zuban ubica su origen en los últimos cinco años aproximadamente. Lo cierto es que la brecha aparece con toda claridad a partir de la aparición en escena de Milei y su fuerza libertaria. No tanto en gobiernos anteriores.

“Creo que la brecha tan fuerte en el voto es específica de la aparición de estas fuerzas de ultraderecha, que tienden a polarizar más. Las mujeres se sienten mucho menos interpeladas por este tipo de discurso y este tipo de proyecto estigmatizante, discriminador, misógino. Me parece que tiene una especificidad propia”, dice al respecto Lucía Cavallero.

Por su parte, Cirmi Obón apunta que también influye la novedad de la lucha feminista. “Creo que esta diferencia entre los géneros está mediada por una concientización que se hizo desde el feminismo sobre estos temas. Y esa concientización no había sido tan masiva en los gobiernos anteriores”, explica. “También, porque Milei capitaliza parte de una reacción a los avances de los feminismos. Y esa reacción antes no estaba, porque tampoco había estado nuestro avance.”





Cuando las candidatas son mujeres

En este contexto ¿tiene alguna influencia que quienes se presenten a cargos electivos sean mujeres? El caso más reciente fue el anuncio de la ex presidenta y ex vicepresidenta de la Nación y actual titular del Partido Justicialista (PJ), Cristina Fernández de Kirchner, de que se postulará para acceder a una banca en la Legislatura bonaerense. ¿Es un plus que Cristina sea mujer? ¿Fue un plus para Silvia Lospennato en la elección porteña? ¿Se benefició Patricia Bullrich de su condición femenina cuando compitió por la presidencia?

Las expertas dudan que esto tenga alguna influencia. “No creo que haya un plus particular en que haya candidatas mujeres”, dice Cirmi. “Sí creo que es un derecho estar representadas en igualdad de condiciones. La pregunta no es por qué tienen que estar, sino por qué no están representadas. Porque hoy, si uno mira, tenemos una Argentina en la que todos los gobernadores son varones, y los jefes políticos, los sindicalistas, los empresarios también lo son.”



En el caso particular de la expresidenta, Paola Zuban cree que la condición femenina no le suma ni le resta con vistas a las próximas elecciones.

“La influencia de Cristina Fernández de Kirchner no tiene que ver con un posicionamiento de género. Su liderazgo es previo a este fenómeno que estamos mencionando. Sí está en relación al tratamiento que el oficialismo hace de los liderazgos femeninos y masculinos, y a cómo el Presidente se dirige a las mujeres, por ejemplo, y a Cristina en particular”, explica la politóloga.

Cavallero cree que el tema es complejo. Admite que la condición de mujer puede ser un plus, pero en forma muy matizada. “Por ejemplo, en el caso de CFK, puede tener un plus pero a la vez tiene una imagen negativa muy grande, producto de la estigmatización que se hizo en los medios, de la persecución del Poder Judicial...”

De todas maneras señala: “Estamos viendo que muchas fuerzas de ultraderecha están presentando candidatas mujeres que reivindican posiciones conservadoras. Es decir que ahí las fuerzas de ultraderecha han visto que, efectivamente, el electorado valora la aparición de candidatas mujeres”.

“Queda claro que el hecho de que haya una candidata mujer no garantiza para nada que haya, además, una política feminista”, apunta Cirmi Obón. “Tenemos el ejemplo de la vicejefa de gobierno porteña (Clara Muzzio) prácticamente increpando a las mujeres de la ciudad de Buenos Aires por no haber tenido hijos.”
 

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