21 de junio de 2025
ELECCIONES 2025
Acelerador a fondo y brújula en mano: la cuenta regresiva electoral pone en alerta a la política marplatense
A solo 19 días del cierre de alianzas, la incertidumbre domina el escenario político en Mar del Plata. Sin definiciones claras en los principales frentes, las próximas semanas serán decisivas para el armado de estrategias, listas y eventuales pactos.
El calendario electoral no espera a nadie. El próximo 9 de julio vence el plazo para la presentación de alianzas de cara a las elecciones legislativas del 7 de septiembre y, en Mar del Plata, como en buena parte de la provincia, los partidos y fuerzas políticas entran en zona de definiciones sin una hoja de ruta clara. En todos los espacios reconocen que el reloj ya no corre: ruge.
En Unión por la Patria (UxP), el impacto de la condena a Cristina Fernández de Kirchner sigue sin ordenar la interna. La masiva marcha en Plaza de Mayo y la fuerte movilización marplatense mostraron músculo, pero no alinearon al camporismo, el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) ni al Frente Renovador. Así, en Mar del Plata, cada sector sigue su propia lógica. Nadie quiere bajarse, pero todos saben que separados podrían quedar lejos del reparto de bancas.
En el PRO, la pulseada interna no es menor. Cristian Ritondo intenta cerrar un acuerdo con La Libertad Avanza (LLA), pero los intendentes del interior exigen garantías que los libertarios no están dispuestos a dar. En Mar del Plata, el alineamiento con Nación es sólido en lo discursivo, pero la alianza electoral aún no está cerrada. Sin embargo, con Guillermo Montenegro como uno de los principales negociadores junto a Ritondo y Diego Santilli, el partido amarillo apuesta a cerrar un acuerdo con LLA que garantice orden electoral y blindaje territorial.
Mientras tanto, la Unión Cívica Radical (UCR) continúa su trabajo en el territorio sin definiciones públicas sobre posibles alianzas. Si bien mantiene una relación de cooperación institucional con el Ejecutivo local, su rol electoral aún es incierto. Algunas versiones indican que podría acompañar al PRO en un eventual frente conjunto, aunque también existen sectores internos que exploran alternativas autónomas. Su decisión, especialmente en un distrito con peso radical como Mar del Plata, podría inclinar la balanza en más de un escenario.
Por su parte, La Libertad Avanza mantiene su rumbo sin sobresaltos. Con el mantra de que “todo marcha acorde al plan”, el oficialismo nacional asegura que su estrategia no depende de Cristina ni de los acuerdos con el PRO. En Mar del Plata, sus referentes ya desplegaron su estrategia y apuntan a capitalizar el orden económico como bandera electoral. Sin embargo, aún queda por ver si logran sumar aliados territoriales o si competirán con sello propio en todos los tramos.
Párrafo aparte para las fuerzas más chicas. Si bien la Coalición Cívica (CC-ARI) es parte del interbloque oficialista local, los acuerdos entre amarillos y violetas tensa su situación en el mapa político marplatense. Con el acercamiento de su máximo referente al gobernador Kicillof, Acción Marplatense encara esta elección con la moneda al aire por su supervivencia.
Con un panorama aún fragmentado, lo único claro es que la política marplatense está a punto de entrar en ebullición. Las próximas semanas traerán definiciones, nombres y pactos. Pero también roces, internas y posibles rupturas. A diferencia de otras campañas, el factor tiempo se volvió el principal enemigo. Porque más allá de la calle, los discursos o las encuestas, sin alianzas claras no hay estructura, y sin estructura no hay competencia real. Mar del Plata lo sabe. Y sus partidos ya sienten la presión.