3 de octubre de 2025
CLIMA CALIENTE
La supervivencia de la casta marplatense: funcionaria municipal salta a planta permanente
Tres decretos en un mismo día armaron la ingeniería legal para aceptar la renuncia de Méndez como directora del EMTURyC, incorporarla a planta permanente y volver a designarla en un cargo jerárquico. Un “enroque exprés” que expone a la casta política en tiempos de transición, además de su impunidad sin consecuencias.

La secuencia de decretos publicados este 3 de octubre de 2025, referentes a la agente Valeria Méndez, de pasado pultista, no es un simple reacomodamiento administrativo, sino la perfecta ilustración de cómo la casta política utiliza los resquicios legales para garantizar su supervivencia y continuidad en el aparato estatal. Este mecanismo se erige como una herramienta clave en tiempos de transición, donde la casta necesita asegurar su futuro ante eventuales cambios de gestión.
El Boletín Oficial no dejó margen para las sutilezas. Primero, la aceptación “con agradecimiento por los servicios prestados” de la renuncia de Valeria Méndez a su cargo de Directora General. Acto seguido, su designación en planta permanente, con carácter provisional, bonificaciones incluidas y usuario de GDE flamante. Y, como broche, el regreso a un sillón jerárquico: la Dirección del Ente, hasta tanto se concrete un concurso que nadie sabe cuándo llegará.
El movimiento es un manual de ingeniería administrativa. Méndez, en su rol de Directora, ejercía una función política de confianza, efímera y sin estabilidad. Los decretos, con fecha de efecto 1 de octubre, ejecutan un "blindaje" de doble paso. Por un lado, el ingreso acelerado a la planta: se la designa como Profesional Carrera Mayor I en planta permanente. Al justificar esta incorporación directa en su "demostrada experiencia y solvencia" y ampararse en leyes que permiten la provisionalidad, se elude el concurso público de antecedentes y oposición. Esta vía es la favorita de la casta para incorporar a sus miembros sin someterse a la competencia ni a la meritocracia. Se convierte a la lealtad política en el principal mérito de ingreso a la estabilidad estatal.
Inmediatamente después, se la designa nuevamente en el cargo político de Directora, con la crucial salvedad de "reteniendo el cargo de Profesional Carrera Mayor I". Este es el punto neurálgico del mecanismo de supervivencia. El cargo estable se congela, operando como una póliza de seguro laboral incondicional.
Este mecanismo asegura que, independientemente del proyecto político que comande los destinos de General Pueyrredon, Méndez ya tiene un espacio inexpugnable, bien remunerado y de alta categoría dentro del organigrama municipal. El poder de la casta no reside solo en los cargos ejecutivos, sino en la capacidad de colonizar la burocracia con sus propios miembros.
En este sentido, la casta política utiliza la burocratización del Estado como su principal estrategia de refugio. Cuando los puestos de decisión se vuelven inestables por el humor electoral, el empleo de planta permanente se convierte en el destino deseado.
Al crear un "colchón" de estabilidad con un puesto de Profesional Carrera Mayor I (un cargo de alta jerarquía y carga horaria), se genera un doble perjuicio institucional. Por un lado, se quita la oportunidad de ascenso a empleados de carrera que llevan años esperando una plaza de esa categoría por mérito. Por otro, se demuestra que la administración no utiliza estos cargos para cubrir necesidades técnicas reales, sino como moneda de cambio y gratificación política.
La maniobra de Valeria Méndez es, en esencia, un acto de supervivencia institucionalizada. La casta se recicla: los funcionarios que ejercen el poder efímero se transforman en burócratas estables para perpetuar su influencia y sustento económico, confirmando que, para ellos, la carrera política es el atajo más rápido hacia la estabilidad laboral de por vida en el Estado.