8 de abril de 2019
PAREJAS SIN INTIMIDAD
Asexualidad: la cuarta orientación sexual
Popularmente se piensa que una vida alejada del sexo por elección, no es posible. Incluso se lo asocia a una patología. Pero los especialistas aseguran que ésta es una nueva tendencia

La sexualidad humana es la capacidad de sentir experiencias eróticas y responder a ellas. A su alrededor hay un conjunto de comportamientos que conciernen a la satisfacción de la necesidad y el deseo sexual.
Vivimos en una sociedad en la que el sexo es un aspecto inseparable de la vida en pareja o en solitario. Incluso desde la televisión, el cine, los libros y las obras de arte, el acto sexual es el paso lógico que da una pareja para la consumación de su amor o, simplemente, un impulso para saciar el deseo durante los períodos de soltería.
Sin embargo, como expresa el sexólogo Hugo Moviglia, últimamente se han incrementado las consultas de personas que se declaran “asexuales” y buscan demostrar que no sufren de ninguna patología. Muchas de ellas han llegado a utilizar las redes sociales para promover su activismo contra la hipersexualidad.
Pero ¿existe la asexualidad? ¿Puede ser que a una persona no le interese el sexo?
Al respecto, el especialista explica que, efectivamente, este concepto es real: “En términos semánticos nos referimos a la falta de atracción sexual por personas del mismo o distinto sexo, ya sea de manera estable en el tiempo o no, como consecuencia de una enfermedad u otro impedimento”. Y agrega: “Se trata de personas mental y físicamente sanas que dicen no sentir ninguna necesidad ni interés por mantener relaciones sexuales; pero esto no quiere decir que muchas de ellas no deseen establecer vínculos, vivir en pareja o sostener otro tipo de intimidad con su media naranja”.
En varias oportunidades, las personas asexuales han sido consideradas enfermas, catalogación a la que tuvieron que dar batalla. Y es que quienes no sienten el deseo sexual a flor de piel o no consideran la unión de los cuerpos como el fuerte de su pareja, rechazan cualquier teoría que intente explicar su caso, ya que para ellos es una elección de vida. Esto no es nada fácil en una sociedad heteronormativa, pero, siendo fieles a sus sentimientos, ellos lo viven con plena seguridad.
Por ello, Moviglia señala que “estamos en condiciones de afirmar que la asexualidad es una nueva orientación sexual, que se suma a la heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad”.
REDES DE PERTENENCIA
Si bien las personas asexuales viven su condición como estilo de vida, muchas señalan que las presiones de una sociedad heteronormativa las agobia. Familiares y amigos las incitan a tener una vida social y emocional de acuerdo a esas exigencias: casarse, tener hijos biológicos y construir una familia tradicional.
Por eso, para combatir ese malestar y sentirse acompañadas “fueron instituyendo su elección, a partir de la creación de páginas y grupos para dar vida al activismo sexual del siglo XXI”. De esta manera, ellas buscaron cambiar algunas situaciones, tales como la patologización del término, para evitar el prejuicio basado, entre otras cosas, en el desconocimiento; y así promover que la asexualidad es una posibilidad, también, natural.
MITOS Y VERDADES
Una de las creencias más comunes es que la persona asexual es célibe, que odia el sexo o que no lo practica por cuestiones morales o patologías médicas u hormonales. Sin embargo, esto no es más que un mito.
En primer lugar hay que destacar que la asexualidad permite diferenciar tres formas de atracción no sexual: la estética, es decir, por las características corporales; la sensual, o sea, la forma de besar, abrazar, acariciar, mirar, entre otras; y la romántica, vinculada a los sentimientos amorosos.
En segundo término, es importante señalar que dentro de los asexuales hay personas que no tienen deseo sexual y otras, sí. De hecho, estas personas pueden masturbarse y mantener relaciones sexuales con sus parejas sin ningún tipo de problema; pero la clave está en que este acto íntimo no es la fuente principal de su unión con la otra persona.
LIMITES DIFUSOS
“Debido a que la Organización Mundial de la Salud no se ha manifestado al respecto es que muchas áreas biomédicas mantienen la asexualidad en un límite muy tenue entre lo normal y lo anormal, lo sano y lo patológico”, expresa Moviglia.
SEÑALAMIENTOS SOCIALES
Los asexuales no sufren su condición, pero padecen las consecuencias. Muchos han manifestado dificultades para sostener
vínculos, debido a que el hecho de no
querer hacer el amor es interpretado como una forma de rechazo por sus parejas.
SURGIMIENTO DEL CONCEPTO
El término asexual tomó relevancia pública a nivel mundial en 2001, cuando David Jay fundó AVEN, la Red para la Educación y Visibilidad de la Asexualidad, con el objetivo unir y reivindicar a todos aquellos que compartieran esta forma de vida. Este movimiento llegó a Argentina en 2011, cuando Luli Cattaneo creó el grupo de Facebook “Yo también soy asexual”, que hoy tiene más de 3.000 miembros.
ASEXUAL, AUTOSEXUAL Y DEMISEXUAL
Hay que diferenciar estos tres conceptos. El primero significa la no necesidad ni interés por el sexo; el segundo engloba a personas que experimentan sensaciones sexuales pero no las comparten con un otro, es decir, optan por la mas-turbación; y, el tercero refiere a quienes cumplen con el deseo de forma esporádica y están abiertos a la sensualidad corporal pero no tanto a la genitalidad.