La Tecla Mar del Plata
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El Foro de la Construcción volvió a reunirse y, una vez más, el foco estuvo puesto en el funcionamiento de la Dirección de Obras Privadas y en el creciente mapa de obras clandestinas que se extienden por el partido de General Pueyrredon. Además, de consolidar su mesa de trabajo, se analizó el proyecto del concejal de la Coalición Cívica, Guido García, para implementar un régimen simplificado de regularización de metros no declarados.
La cumbre, que congregó a los principales actores del sector, volvió a dejar en evidencia el peso del lobby constructor y su intención de marcarle la cancha tanto al Ejecutivo como al Concejo Deliberante.
El encuentro se realizó en la sede de la Cámara Argentina de la Construcción y fue encabezado por el Colegio de Técnicos. Participaron representantes de arquitectos, ingenieros, agrimensores, escribanos, empresarios del Centro de Constructores, la UOCRA y la Cámara de Constructores.
En ese marco, García presentó los lineamientos de su proyecto, que propone condonar multas y otorgar beneficios fiscales por 24 meses a propietarios con construcciones sin declarar, con el objetivo de reactivar operaciones inmobiliarias. Mientras el expediente del proyecto permanece trabado en la comisión de Obras, el sector de la construcción refuerza su agenda y mantiene la presión sobre el Ejecutivo y el Concejo.
La propuesta generó debate entre los colegios profesionales, que reclamaron “plazos claros de regularización” y la intervención obligatoria de matriculados en el proceso. Desde el Foro, sin rechazar la iniciativa, aprovecharon la oportunidad para sumar observaciones y condicionar su tratamiento legislativo.
La avanzada del Foro se da en medio de la transición política y la incertidumbre sobre el futuro de la Secretaría de Obras Privadas, hoy conducida por el radical Jorge “Guasa” González, un hombre del riñón de Daniel Katz.
El Foro anunció que continuará con reuniones periódicas para “fortalecer la articulación interinstitucional” y “mejorar la actividad de la construcción”. Pero en los pasillos municipales y del deliberativo ya lo interpretan como algo más que una mesa técnica: un espacio de poder con capacidad de condicionar políticas y disputar el rumbo de la gestión urbana en Mar del Plata.