11 de septiembre de 2025
GESTIÓN
Montenegro redobla su embate contra los “trapitos” y convierte la seguridad en bandera de transición
El intendente de General Pueyrredon y senador bonaerense electo volvió a marcar agenda con un mensaje contra la actividad de los cuidacoches, acompañado por un operativo del Cuerpo de Patrulla Municipal. La publicación refuerza su perfil político en plena etapa de recambio y lo posiciona dentro de la estrategia provincial de La Libertad Avanza.

Guillermo Montenegro eligió nuevamente el tema de los “trapitos” para hablarle a la sociedad marplatense y, al mismo tiempo, proyectarse hacia el nuevo escenario que lo espera en el Senado bonaerense. “Exigir plata a la gente por estacionar en un lugar público es mafia”, escribió en sus redes, en un mensaje categórico que no solo interpela a los vecinos de la ciudad, sino que también resuena en clave política.
El video que acompañó la publicación mostró a Daniel Martínez, agente del Cuerpo de Patrulla Municipal (CPM) que integró la lista para concejales por La Libertad Avanza, reprendiendo la práctica de los cuidacoches en la zona de la Plaza del Agua. La escena, grabada en inmediaciones del centro comercial, trasladó el discurso a un terreno concreto: la defensa del espacio público como señal de orden y autoridad.
En la transición entre el sillón municipal y su banca legislativa, Montenegro busca mostrarse como un dirigente que no suelta el timón de la ciudad mientras amplía su alcance provincial. Elige la seguridad urbana como vehículo de ese doble movimiento: retiene centralidad local y, a la vez, envía una señal a la mesa política bonaerense de La Libertad Avanza, de la que forma parte.
El timing tampoco es casual. Tras las elecciones legislativas bonaerenses y en la antesala de la campaña nacional, el intendente convertido en senador electo refuerza su lugar con un discurso que se articula con la demanda social por orden y reglas claras en el espacio público. Más allá de lo operativo, lo que está en juego es la construcción de un perfil: el de un dirigente que busca capitalizar el descontento ciudadano y convertirlo en identidad política dentro de un esquema provincial que todavía se acomoda después de las urnas.